Nueva fuerza en reposo. Por Antonio Urdaneta

Todos los años en Venezuela se celebraba el 15 de enero como Día del Maestro. La crítica situación socioeconómica que agobia hoy al magisterio nacional, impide la realización de las festividades pertinentes. Siempre los trabajadores docentes han recibido bajas remuneraciones, pero nunca como ahora. Es obvio que un régimen dictatorial se preocupe poco por la educación, porque la ignorancia y el subdesarrollo es lo que le garantiza permanencia en el poder.

Al internarse en esta problemática, sería poco objetivo separar al personal activo del jubilado, pero es lógico que los profesionales en retiro son más vulnerables con respecto a quienes continúan en servicio. Estos tienen más posibilidades de complementar sus ingresos, laborando como asalariados o por cuenta propia en actividades alternativas. Para los jubilados y pensionados, en cambio, son escasas las oportunidades que se les presentan y muchas las limitaciones para ejercerlas.

Cuando se aborda este escenario, es obligado recordar que además de los educadores en condición de jubilados y pensionados, también es necesario sumar las personas que alcanzaron ese derecho en otros sectores de la administración pública. Según los números que maneja el régimen, cada vez que se ocupa del tema demagógicamente, la cifra total de jubilados y pensionados supera los cuatro millones entre hombres y mujeres.

Esos servidores públicos en retiro, salen a las calles de Venezuela y hacen ruidos significativos reclamando las remuneraciones que les corresponde según la Constitución. Aunque las protestas son frecuentes resultan inoficiosas, porque a pesar de que son muchas, son apenas focos dispersos y aislados. Si todas esas manifestaciones se unieran alguna vez, es probable que la situación hubiese cambiado, porque cambio es lo que hace falta. ¡Cambio de régimen!

Ahora, después de tanta espera inútil, corresponde a los jubilados y pensionados unirse, organizarse y actuar. El terreno está abonado y el momento es propicio para empinarse y levantarse hasta lo más elevado que sea pertinente para darle duro a la cabeza visible de quien está matando de hambre a los hombres y mujeres que lo dieron todo para construir pueblo y nación. ¡Venezuela es obra de ellos! Son acreedores a la solidaridad activa.

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