La gran desconocida. Por Albert Geovo

Venezuela, una región que hasta hace dos décadas no se sabía mucho de ella, sólo que era un país rico, con las puertas abiertas a inmigrantes de manera tácita; aunque el positivismo jurídico, siempre estuvo ahí, su gente se oponía a sus decretos. Esta situación aparecerá después precisamente, en que la nación degeneró en lo que hoy está convertida, sólo que a esa población les tocó, después de ser tan ricos, no en lujos, sino en salud, vivir las miserias más grandes.

Si se mira el pasado, Hispanoamérica tuvo Virreyes en Bogotá, Lima, México, y hasta Río de la Plata y la Habana, ya se podrán imaginar que Venezuela con toda la riqueza material y espiritual no fue hasta el final del siglo XVIII en pleno ocaso del Imperio Español, que pasó de ser una simple capitanía a capitanía general.

Hace unos años preguntaban ¿Dónde queda Venezuela y cómo es su gentilicio? cosa complicada de explicar a otras naciones, porque tendrían que conocerla; América siempre se le asocia, con los grandes imperios del Inca, Olmecas, Mayas, Aztecas, y las epónimas tribus de Norte América; pues en Venezuela eso pasó por ahí pero estos imperios no hicieron vida en ella, al menos no como se conoce en los otros.

Se podrán imaginar, porqué los grandes focos que prendieron la secesión hispanoamericana nacieran precisamente en Caracas, instigado por la vendetta del Imperio Británico,  ardiendo la América toda de emancipación con todas las nefastas consecuencias que esto y todo el cambio generacional conllevó.

De igual manera, a Venezuela, ayer la conocían por su petróleo, hoy por su tiranía y la miseria en la que la sumió la palabra, florida de resentimiento, contubernio, pedantería e ignorancia ilustrada, limitada de materialismo histórico, positivismo científico, filosófico y mítico.

Por otro lado a la gobernanza, no sólo en Venezuela, sino en todo el mundo no les conviene que la gente conozca su historia, mucho menos, la universal, pues tener formación histórica filosófica, además de científica y afán por la investigación, dificulta el control de la población, debido a que, los que conocen la historia son inmunes contra el virus de la tiranía; por simple lógica, los gobiernos los prefieren formados para marionetas a la carta y plebeyos en producción en serie a escala mundial.

En medio de toda aquella confusión del pensamiento, se escuchan frases como la salud una mercancía, acusando el neoliberalismo como una receta que acatan los gobiernos.

Mientras no se dice nada al respecto que los socialistas,  comunistas, también, lo cual deja ver muchas inconsistencias en la oración, ya que igual, acatan las mismas recetas,  el cual es, forzar a la gente para que se someta a las desideratas y decretos del intervencionismo mundial; sin lugar a dudas, eso es hacer de la salud una mercadería; sólo que no hay relación directa con los centros del poder mundial, sino que, pasa por la ingeniería política de los sistemas colectivistas, para que obedezcan las órdenes de empobrecer pueblos hasta fragmentarse para luego mermarlos, a través del filtro de las naciones satélites del poder mundial.

En otras palabras, los mismos que mueven los hilos del neoliberalismo, son los que mueven el socialismo con sus partidos, con el único objetivo de la pobreza, como una de las estrategias maestras del control civil; o sea, las reglas de la miseria, implican muchas alteraciones de orden económico, político, jurídico, físico, mental, orgánico y espiritual que benefician siempre con grandes dividendos a una elite mundial.

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