Brasil prohíbe la «arquitectura hostil» contra los vagabundos

Brasil promulgó este miércoles una ley que prohíbe la instalación de pinchos u otros elementos arquitectónicos para evitar que las personas en situación de calle usen el mobiliario urbano, la llamada «arquitectura hostil».

La ley ya había sido aprobada y sancionada el pasado diciembre, pero, por un error de redacción, tuvo que ser publicada de nuevo en el Diario Oficial este miércoles, fecha en la que entró en vigor.

El Congreso Nacional logró sacar adelante el proyecto, a pesar de que el ahora expresidente Jair Bolsonaro trató de impedir su aprobación el pasado diciembre, haciendo uso de su derecho de veto.

En aquella ocasión, el ahora presidente Luiz Inácio Lula da Silva, criticó la decisión de Bolsonaro y la insensibilidad de los responsables por la instalación de estos elementos arquitectónicos, en momentos en los que la población en situación de calle está en aumento.

«Están poniendo piedras debajo de los puentes, porque no quieren que los más pobres tengan ni siquiera el derecho a dormir debajo de un puente», denunció Lula.

La nueva ley prohíbe el uso de materiales, estructuras, equipamientos y técnicas de construcción «hostiles» que tengan como objetivo o resultado el «alejamiento» de personas sin hogar, ancianos, jóvenes y otros segmentos de la población.

No obstante, la ley no precisa si solo se aplicará a nuevas construcciones o si también obligará a retirar los elementos de arquitectura hostil que han proliferado en el país en los últimos años.

Un caso emblemático fue el del viaducto Luciano Mendes de Almeida, en Sao Paulo, donde la Alcaldía se vio obligada en 2021 a retirar las piedras de perfil irregular que se habían instalado bajo la estructura vial, después de las protestas de asociaciones de vecinos.

Otros casos ya tienen años, como el de los bancos plegables de las calles de Leblon, el barrio más pudiente de Río de Janeiro, donde cada noche se recogen los bancos y se cierran con un candado para evitar que nadie pueda tumbarse en ellos.

En el último par de años, debido a la crisis desencadenada por la pandemia, se han disparado las tasas de pobreza en Brasil y ahora se calcula que unas 300.000 personas viven en las calles, entre ellos cerca de 40.000 en la ciudad de Sao Paulo, la más poblada y rica del país.

Como consecuencia, en Sao Paulo ahora es habitual encontrar personas sin hogar viviendo bajo los viaductos, o buscando cobijo del frío en tiendas de campaña improvisadas hechas con bolsas de basura, que se ubican en cualquier esquina.

Con información de Agencia EFE

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