Lecciones de un Récord Guinness. Por José Leonardo Caldera

El pasado 8 de noviembre día del Gaitero acompañe la excelente iniciativa de la alcaldía de Maracaibo de organizar el intento de récord Guinness para la agrupación de interpretación de música folklórica venezolana más grande.

Me tocó ver la interpretación desde una tribuna destinada para los funcionarios públicos, estando rodeado de políticos me llamó poderosamente la atención lo sincronizada que estaba la agrupación de más de 400 personas quienes en estricta disciplina guardaban silencio hasta que le tocase el turno de intervenir, cantar o interpretar un instrumento. Todos allí trabajando, en silencio por una meta en común, inscribir a Maracaibo en los récords Guinness por la interpretación de música folklórica Venezolana más numerosa, desprendidos de toda ansia de reconocimiento individual.

En silencio pensaba lo interesante que sería hacer un ejercicio parecido entre los compañeros políticos, me reía imaginándome los golpes de los pescueseros que ya solo siendo espectadores se pelean por una silla, no quería ni pensar cómo se pondrían en caso de tener que aceptar qué hay que sentar a unos delante y a otros detrás para que brille el trabajo colectivo por encima de las habilidades o talentos individuales.

Esta semana he visto brillar la miseria humana pero también he reconocido los gestos de humildad e hidalguía, creo que el 8 de noviembre se nos dio una lección gratis y en primera fila que cuando el objetivo general es más importante que la aspiración personal se pueden lograr cosas maravillosas.

Y a pesar que quedan muchos problemas por resolver en la región más golpeada por la crisis humanitaria compleja y que somos la región de Venezuela que ha sufrido más por causa del pésimo estado de los servicios públicos, me quedo con lo positivo, de ver cómo artistas de talla internacional se acoplan con humildad y sencillez entre una multitud de gaiteros y reconocen ser tan solo una parte, de un gran número de Venezolanos unidos por el sueño de regalarle así sea por un día un motivo de alegría y celebración a su país.

Viktor Frankl psiquiatra sobreviviente de varios campos de concentración en la Alemania Nazi, manifiesta que “Comprendí cómo el hombre, desposeído de todo en este mundo, todavía puede conocer la felicidad -aunque sea sólo momentáneamente”. Y es que el sufrimiento y el dolor solo es soportable si sabemos que terminará, no si negamos que exista. Y por lo tanto reconozco los problemas pero celebro cada pequeña victoria que tenemos como sociedad que trata de reconstruir su tejido social.

Celebro que a unos cuantos metros de distancia tenía a una señora que conmovida hasta las lágrimas abrazaba y besaba una bandera de Venezuela, fue ahí que entendí que los países son nuestra más grandes representación como sociedad, para cualquier otra persona en términos materiales sería un pedazo de tela con colores, pero para quien ha vivido situaciones adversas representa los anhelos y los afectos más sentidos.

Creo que estamos atravesando una gran tormenta y lo estamos haciendo bien, o por lo menos lo mejor posible, aún cuando fallamos siempre tendremos estas demostraciones de humildad, solidaridad y compañerismo.

José Leonardo Caldera
Psicólogo/Lcdo en Ciencia Política

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