Privatización de servicios públicos. Por Eneida Valerio

Haca varias semanas,se ofertó hasta un 10% accionario para privatizar algunas empresas públicas, como Cantv, empresas básicas de Guayana, petroquímicas y Movilnet entre otras.Los  avances sobre estas negociaciones se desconocen por falta de información y de igual manera los de posibles interesados de estas propuestas. No se habló en aquella declaración de servicios públicos y son estos, precisamente los privatizados de manera discrecional, desventurada y arbitraria.

Los expertos del tema,han señalado riesgos, basados en la falta de mantenimiento de las empresas que han degradado por tales razones la calidad del servicio prestado. Podemos entenderlo claramente al observar el caso de CANTV y Movilnet empresas, que colmaron la exacerbación del usuario, derivado de una lamentable decadencia. Citamos el caso Cantv, una empresa próspera en muchos años de esplendor donde el recurso humano, con adecuada formación técnica brilló con luz propia, redimiendo  rápidamente a la sociedad en sus reclamos.

Cuando comienza Cantv, a vender fibra óptica a empresas privadas y estas, se convierten en demandas importantes de usuarios de telefonía móvil y  señal de Internet, Cantv regresa a vender servicios, pero con los precios  de estas empresas. Entraba de nuevo, a comercializar sus productos en términos de igualdad competitiva con aquellas que le habían previamente comprado fibra óptica y que entendimos, fue una forma de ingresar recursos a la decaida empresa pública. Las colas de potenciales clientes crecieron en sus respectivas  oficinas y el público consumidor, se tranquilizó y esperó su turno.

Nada sabemos de Movilnet, de las empresas mineras y petroquímicas y de otras contenidas en el programa anunciado de privatizaciones.

Al lado  de estas empresas difundidas, los privatizados, servicios públicos de agua y luz se han hecho de manera silenciosa y discrecional. No forman parte del anuncio presidencial pero si lo vivimos cada día. Agua y luz, son antípodas de una desordenada e improvisada situación que en la práctica nos dejan mucha tela para cortar. La carencia de agua, nos amenaza seriamente y se traduce en paralelo a la falta de mantenimiento de los sistemas de aducción y una improvisada gestión, liderada por personas ajenas a la formación técnica para el desempeño exitoso de lo que debe ser.

En todo el país, las quejas por la falta de suministro de agua son diarias. Siempre hay informaciones sobre trabajos de reparaciones ante una buena parte de estas construcciones de acueductos, ejecutados casi todos, durante el gobierno de Rómulo Betancourt.Desde entonces, no se conocen programas de nuevas construcciones, mientras las consecuencias negativas por la falta del líquido, desbordan la paciencia de los usuarios. Venezuela, no tiene agua para el consumo humano, pero contradictoriamente se ubica entre los 5 primeros de América Latina, con una dotación importante de recursos naturales y de flora y fauna.

Hay una dependencia del suministro para la ciudadanía de muchas empresas, que dirigen los camiones de repartición del agua hacia distintos puntos y lugares.El servicio se paga en los recibos mensualmente, aunque el líquido, se reciba en periodos comprendidos de 60 a 80 días.Y después, los usuarios hacen un doble pago con el servicio de cisternas. ¿Cuánto nos cuesta tener agua?

Esto es la Venezuela que entre otras razones, alimenta una fuga poblacional equiparada con la huida de Ucrania, país en guerra desde hace 8 meses. La guerra nuestra, es del silencio que en sus respuestas imperfectas huir devastados,es la respuesta encontrada y puesta en práctica.

Sumar consecuencias indeseadas por falta de agua, es entender el brote de enfermedades de carácter social, que tropieza con los costos de salud y la fallida condición de gruesos sectores de la población  para acceder a este derecho constitucional.

El servicio eléctrico, asoma igual que el agua una creciente caotización. La falta de mantenimiento para sustitución de equipos con resonada obsolescencia y lograr optimizar el servicio, suman precariedad. La fuga de su capital humano por varias razones, incluidos bajos salarios e incumplimientos contractuales, asemejan su decreciente situación con la empresa del servicio de agua.

Corpoelec, atraviesa producto de su descapitalización, una delirante incapacidad para atender las emergencias en sectores residenciales hasta por más de 36 horas continuas sin este servicio, obligando a la organización vecinal contratar técnicos que en algún momento le trabajaron a la empresa eléctrica, para que atiendan estas circunstancias y como se entenderá, hay que pagarlo. Así también se paga a la cuadrilla de la empresa para la reposición de repuestos, visto que no cuentan con un almacén de repuestos. La situación no puede ser más preocupante ni menos alarmante.

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