Transición desde Argentina. Por Eneida Valerio

Desde hace varios años, se habla de procesos de transición. De la necesidad intrínseca de regresar o establecer procesos democratizadoras relevantes en el cambio de actuaciones en muchos países, cuyos líderes dejen de ser nocivos a la sociedad y puedan bajo otras conducciones, convertirse en modelos perfectibles de conductas y culturas para lograr en consecuencia, ciudadanos más colaborativos.

Un proceso difícil, donde los resultados han estado signados por el anclaje y estancamiento de modelos ideológicos de los cuales se han apoderado varios gobiernos para perpetuarse, deslegitimándose en sus desempeños. Esos regímenes, han tributado gruesos escándalos y algunos de sus mentores, son pesados fardos de incongruencias y corrupción sin límites.

Regímenes de corte comunista, llamados ahora neo progresista que hablan de excluidos para incorporarlos como facilitadores para la radicalización de la democracia. Así, se amparan en el Foro de Sao Paulo y de Puebla como ejes capaces de golpear a las democracias liberales en esta parte de la América Latina. Dentro de sus ideólogos; Ernesto Laclau, argentino. Fue asesor de Perón y los Kirchner. También  del correísmo en Ecuador.

Habla del neo progresismo entendido con alta carga cultural a diferencia del viejo comunismo basado en la necesidad de forzar la desaparición de los partidos. Esta situación que podemos entender bien de cerca en el caso  venezolano, donde para mayor infortunio, los mismos partidos contribuyeron de forma determinante a esta destrucción al enredarse sus principales líderes en hechos de corrupción. De esto, no habla el neoprogresismo, pero lo entendemos cuando trata de acabar con la importancia de la carga democrática y sus instituciones.

Los regímenes de izquierda no han cedido a la destrucción de las instituciones democráticas, en base a un fuerte menú compuesto por ingredientes diversos que someten a los sobornables y compran conciencia a base del discurso desgastado que no aprendió nada de lo sustentado por Laclau.

Plantea Laclau, el neo progresismo que ha sido un fracaso en cuanto la cultura como premisa de su ideología y que irrespeta la esencia del ciudadano en valores y principios. Los Kirchner Fernández, sus alumnos, representan según la prensa de estos días, un entramado de corrupción insospechado liderado por la vicepresidenta argentina a quien le han decomisado no solo 18 documentos bancarios como difundió la Fiscalía argentina sino 42 vehículos, dos barcos y más de 100 inmuebles. ¿Hasta dónde puede llegar la impunidad sino se establecen sanciones para estos hechos? Este juicio, comenzó en 2019 y se extenderá unas semanas.

La situación económica argentina, es grave. Fue un país  modelo de exportación de productos de alta demanda mundial amén de una cultura de variadas representaciones. El pasado julio alcanzo 7 % la inflación que en un año acumula 70% .Situación que no sorprende y que Kirchner puja por un incremento del gasto corriente en más del 300%.Este es el nuevo progresismo de una de las mejores alumnas de Laclau.

Cristina Kirchner está acusada de encubrir las investigaciones  del daño causado a la mutual judía AMIA en 1994 donde murieron 85 personas y 300 personas resultaron heridas. Un ataque terrorista cuya deuda está en el limbo de las investigaciones.

Hay asimismo, neo progresismo en México, el presidente López Obrador, ha resultado un fiasco en este contexto. Ha engañado con el doble discurso y se cita su apoyo en campaña electoral a los habitantes de Morelos, a los nahuas, la misma tierra de Pancho Villa, sobre la no construcción de una planta termoeléctrica y al poco tiempo de ganar las elecciones, cuestionó a quienes se oponían a la construcción con fuertes descalificativos. Este es un ejemplo de tantos que lo ha bajado ostensiblemente en las encuestas.

En Venezuela, la negación a las conversaciones y negociaciones, cuestionadas y algunos comentarios, sin mucho asidero político, es una demostración de un paso irreversible a la transición, igual que Argentina y México. Una mesa que  exigirá como cada  negociación, el cumplimiento de los acuerdos y conlleva compromisos a la luz del cumplimiento.

La decencia política, la honorabilidad de la palabra en el discurso para construir y no destruir los acuerdos, el compromiso fehaciente de los mismos, parece toman forma. Ya estos cambios ocurrieron en una América Latina de la década de los 70 llamada la del gorilismo. Estaba llena de Ortega, de Evo, de Cristina, y tantos otros, incluyendo a Bukele. Todo, puede ser observado en breve, con una mayor consistencia. Todo. Es cuestión de contribuir a darle forma. Vivimos una transición política, con un asomo de decencia administrativa que se observa desde ahora en Argentina.

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...