Las tres alternativas de Macron. Por Raúl Ochoa Cuenca

El resultado de las elecciones legislativas del día domingo 19 en Francia solo nos han dejado lo que podríamos calificar de inquietantes realidades. La primera que el presidente Macron perdió la mayoría absoluta la cual había obtenido 5 años antes cuando había logrado 350 diputados y le permitía moverse en ambos niveles, interno y externo con gran libertad y la segunda que los macronistas obtuvieron 245 diputados lo que le da una mayoría relativa y lo cual en un régimen parlamentario clásico, como el español o el italiano, sería considerado como una gran victoria, pero en la Francia de la V república, el cual es un régimen mixto semi presidencial y por ende semi parlamentario, es considerado como una gran derrota por las consecuencias que acarrea.  Es verdad que el presidente Macron y el alto gobierno estaban conscientes de que el resultado no sería una victoria tan clara y amplia como la del año 2017, pero no se esperaban que el resultado fuese una victoria tan pírrica como en realidad lo fue.

Así las cosas, la primera ministra, Elisabeth Borne, explicó que la situación no tiene precedentes: «Nunca antes la Asamblea Nacional había experimentado una configuración semejante en la Quinta República. Esta situación constituye un riesgo para nuestro país a la vista de los retos que debemos afrontar tanto a nivel nacional como a escala internacional.

Me encuentro entre aquellos que piensan que la mejor respuesta a la actual situación y la cual sería de gran interés para Francia, es la de encontrar un acuerdo con el partido Los Republicanos, el partido de inspiración gaullista y liberal-conservador francés, clasificado en la derecha y centro derecha del espectro político de la patria de Napoleón. Partido refundado en 2002, es una continuación de los principales partidos conservadores franceses, donde ya se escuchan voces que abogan por llegar a acuerdos para forjar una mayoría presidencial.

La dirigente de Los Republicanos y ex ministra de justicia Rachida Dati, personaje de quien sus opiniones son escuchadas en diferentes espacios de la sociedad francesa, ha recordado que esta agrupación podría ser el socio decisivo ofreciéndole a Francia la estabilidad necesaria durante el próximo quinquenio, periodo este que se presenta con grandes retos.

La señora Dati ha atacado a la coalición de izquierda, la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (Nupes), liderada por Jean Luc Melenchon, declarado admirador de Chávez y de Maduro, representa apenas el 15 por ciento del electorado de ese país y con tan limitada fuerza política pretenden imponer una agenda inspirada en la ideología del socialismo.

Tanto la extrema izquierda como la extrema derecha son peligros absolutos para Francia. Encarnan tanto la una como la otra, violencia, tensión e intolerancia ha argumentado la señora Dati. No obstante, esta posición de apertura, un par de días atrás vimos como la dirección política ha rechazado cualquier tipo de pacto para apuntalar a Macron. No tiene sentido un pacto, ni una coalición, ni un acuerdo de ningún tipo, ha declarado el presidente de Los Republicanos, recordando que están «en la oposición al Gobierno y a Emmanuel Macron», aunque ha reconocido que hay voces en su propio partido que desean llegar a acuerdos con el Ensamble, la coalición de Macron.

Para Macron, si la situación se volviera insostenible, la constitución de 1958 en su artículo 12 prevé la posibilidad, mediante decreto del presidente de la república de disolver la Asamblea Nacional, previa consulta con el primer ministro y los presidentes de las dos cámaras parlamentarias. Esta anormal solución no podrá ser decidida sino después de un año del inicio de su periodo constitucional de 5 años.

La realidad es que esta inesperada situación no es solo engorrosa para el gobierno francés como tal, sino también para los socios en la Unión Europea, al ver transformar la seguridad en la aprobación de los compromisos de un gobierno con amplia mayoría legislativa en un gobierno que eventualmente muchas de sus compromisos vengan rechazadas. El 22 de junio de 2022, el presidente Macron pronunció un discurso a la nación sobre el actual impasse político del Parlamento, anunciando al pueblo francés su disposición a formar un gobierno de unidad nacional. Un gobierno de unidad nacional es un gobierno donde todas las fuerzas políticas llegan a acuerdos para encontrar soluciones a los distintos problemas, internos y externos que incumben a la nación.

Podríamos concluir esta nota diciendo que hoy Emmanuel Macron tiene tres alternativas, la primera lograr una mayoría absoluta con la participación de Los Republicanos, herederos políticos del general De Gaulle, lo cual pareciera lógico y factible vis-a-vis de los supremos intereses de la República, pero difícil ante el inicial desacuerdo de los líderes de ese partido. La segunda alternativa es la de lograr con todos los partidos representados en la Asamble Nacional la firma de un pacto para la constitución de un gobierno de unidad nacional y la tercera, esperar inmersos en ese mar de tempestades que transcurra un año y decretar la disolución de la Asamblea Nacional, tal cual previsto en el artículo 12 de la carta magna y retornar a las urnas esperando que el electorado le conceda la mayoría necesaria para gobernar y llevar a cabo sus planes en los 4 años restante de su mandato.

 

¿ Y si después de la disolución de la Asamblea Nacional y las nuevas elecciones, Macron pierde lo que hoy detiene ?

 

Raúl Ochoa Cuenca en Anfi del Mar el 25 de junio del año 2022.

 

Macron: un buen líder en tiempos de crisis

Artículo 12 de la Constitución Francesa de 1958, relativo a la disolución de la Asamblea Nacional.

El presidente de la República podrá, previa consulta con el Primer

Ministro y con los presidentes de las Cámaras, acordar la disolución de la Asamblea

Nacional. Las elecciones generales se celebrarán entre los veinte y los cuarenta días

siguientes a la disolución. La Asamblea Nacional se reunirá de pleno derecho el segundo jueves siguiente a su elección. Si esta reunión se efectúa fuera del período ordinario de sesiones, se abrirá de pleno derecho un período de sesiones de quince días de duración.

No se procederá a una nueva disolución en el año siguiente al de las elecciones.

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