El populismo y el cardenal. Por Eneida Valerio Rodríguez

El Cardenal Baltazar Porras, Arzobispo de Mérida, sentenció que el liderazgo político venezolano en ninguno de los dos lados tanto del gobierno y opositores, tiene respuesta para entender y resolver la situación del país, en tal sentido, carece de criterio para buscar propuestas y ofrecer soluciones a los graves problemas que nos aquejan. La dirigencia está alejada de la gente y actúa mediáticamente.

El Cardenal ha reaccionado frente a la situación nacional que  puede colocar al ciudadano como tonto pero no es así y responde que se debe a falta de liderazgo. Entendemos que no tienen que ser santos de altar pero deben preocuparse por generar un programa de acción y de valores sólidos, para todos y no para quienes conforman, su  círculo más estrecho.

Desde un tiempo, el cardenal venezolano, se ha inmiscuido directamente en política, cuestionado posiciones distintas al interés nacional especialmente de carácter social, que empaña el avance de la sociedad venezolana. Hace pocas semanas, sentenció que EE.UU. tenía poca claridad respecto a su posición con Venezuela. Las declaraciones se fundamentaron en las entrevistas de algunos funcionarios en una visita a Caracas para tratar  varios temas, con sus pares del gobierno de  Maduro, y que entre otros aspectos importantes, se perseguía  asegurar el suministro petrolero que sopesara y sustituyera el de Rusia, una vez que se inició la guerra contra Ucrania.

La comisión de visitantes, no se entrevistó con Guaidó en aquella oportunidad y se trató de  acomodar por parte del gobierno de EE.UU ante las críticas a nivel de Venezuela y de líderes  y sectores norteamericanos con entuertos diplomáticos. Sin embargo, el reacomodo lució a destiempo, en medio de comentarios diversos.

Ahora, el Arzobispo de Mérida, regresa a sus  opiniones políticas y enfrenta la dirigencia nacional, atrapada en el populismo, que lo invisibiliza para responder a la población sobre la  realidad política. Un populismo, que pretende actuar discrecionalmente y ofrece en consecuencia, condiciones utópicas de algo que sabe no podrá satisfacerse, aunque sus ofertas populistas signifiquen remitir los costos de sus  fracasadas políticas a fondos distintos a los de sus propios recursos.

El populismo es antiguo como conducta política y en la Grecia de Aristóteles, se habló de demagogos, figuras estas que han copado parte de la actividad  política del mundo y en el caso particular de América Latina, su identificación se extiende a buena parte de las actuaciones de quienes deben llegar a la política, precisamente por prácticas éticas y hasta religiosas, lo que define el compromiso adquirido con los dirigidos. Lamentablemente, es una situación tan perpleja en la región que no se conocen etapas distintas a estas distorsiones acopladas a caudillos.

Nuestra gesta libertadora, sufrió estos embates, lo podemos ver claramente en algunas posiciones del Libertador Simón Bolívar, quien habla de nostalgia en algunas provincias hispanas y lo deja sentir en su  famosa Carta  de Jamaica, escrita en 1815.Una visión profética de la falta de orden y disciplina para gobernar y cuando ubicó su  opinión en cada, las llamó republicas al aire. Situación repetitiva que será objeto de tratamiento de otros pensadores y héroes del proceso de independencia.

El Libertador, fue más allá y acusó a las oligarquías  como dueñas de los gobiernos. Ha transcurrido un tiempo importante, y tales prácticas de caudillismo perduran en los países de América Latina. El populismo, está  enraizado en la esencia  de los  gobiernos  y en el caso de  Venezuela, las consideraciones rinden de igual forma, para quienes  gobiernan y quienes piensan que son opositores.

Transcurrido  unos años, desde el proceso emancipador y concretamente en nuestro caso, debemos agregar la libertad de expresión, que sufre serias restricciones y de allí que su acoso permanente de gobierno, sea tema reiterado referencialmente. La tentación por secuestrar este derecho está presente y para asegurarla, se cierran medios, se crean leyes y todas, aplican esta persecución en su condición restrictiva. De esta manera, los  gobiernos en sus prácticas populistas, crean odios y  promueven la división de clases, argumentando su verdad sin derecho a discusión.

Estas consideraciones, vistas en toda la gravedad del asunto, conlleva a la permanencia  de líderes mediáticos y también mesiánicos. Se consideran enviados especiales  y priva esta creencia, sobre la racionalidad. Es un aislamiento que se genera y mantiene en el tiempo histórico de la política.

 

 

 

 

Por Eneida Valerio

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