A los observadores. Por Albert Geovo

Nunca son buenas las comparaciones, mucho menos las justificaciones, esto vale para todo, incluso sucede en los temas sobre la sociedad; debido a las consideraciones y respecto a los lectores sobre esta columna, se presentan estas líneas para orientar sobre este trabajo, realizado con el objeto de la auto reflexión, del pensar, de cada uno en la búsqueda de respuestas y soluciones efectivas  dentro del océano de las oportunidades que tienen las personas en obtener sus propias direcciones, fundamentadas en los distintos aspectos, caracteres que se revelan por los medios públicos del Estado o no, de la actualidad.

Así que, es justo ampliar la visión, el espectro, necesario, cuando se trata del discernimiento y direcciones con respecto al individuo en sociedad, para no pecar de reduccionista a raíz de sesgos ideológicos, marcos de referencia, cultura, raza, o religión; sino que, por el contrario casarse con los valores de un conocimiento del ser universal, que está distante aún de asumir fundamentos teóricos, estadistas o internacionalista, geoestratégicos, geopolíticos como se observan en la escena pública que se retransmite minuto a minuto por los medios de distracción, dispersión donde se diluye la información.

Es propicio, primero, el filtraje que se hace de las repetitivas noticias informativas a grandes revoluciones por minuto, la auto – reflexión, el detenerse a pensar y repensar cada información por los medios, si lo que se está denunciando o informando al instante, es real.

Segundo, recuerde siempre que toda información dada, tiene una clara intención, bien sea: agrupar, desunir, asumir posiciones, formar parte; para sólo así, reconocer en profundidad de acuerdo a los grados de la consciencia de cada espectador, cuales son las  causas y resultados, para precisamente evitar generar opiniones o formar  parte de posiciones partidistas, culturales o de cosmovisión, que distorsionen los acontecimientos, la realidad, la verdad.

A pesar del desarrollo en ciencia y tecnología, alcanzado, el individuo masa es muy ingenuo al nivel que ignora la ingenuidad del mundo que se devela. No quiere ver, ni escuchar, tampoco pensar, mucho menos reflexionar, eso resulta un ejercicio nada productivo, ni sano para la dinámica social de la existencia.

Razón por la cual está gobernado el individuo masa por fuerzas externas e internas que lo controlan al punto peristáltico de un orgasmo de olvido de sí, de su razón de la existencia del ser libre, o simplemente Ser.

 

 

 

 

 

 

Por Albert Geovo

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