La moralidad socialista. Por Albert Geovo

En los últimos dos siglos existe esa peculiar propaganda mística e intelectual de comparar al género humano con el reino de las bestias; con mensaje sutil de psicología colectiva, El cual  tiene la clara intención de sustituir los principios Judeo cristianos, universales por un falso humanismo o peor aún animalismo.

Este pensamiento de psicología de masas, aplicado hoy de ficción materialista, es novedoso, poco menos de dos siglos que iguala la especie humana al reino animal, como si se tratará de un mamífero evolucionado, incluso peor aún del carácter del reino animal; tirando por la borda los orígenes; además, de siglos y siglos de tradiciones y múltiples cosmovisiones en distintas civilizaciones y pueblos, incluyendo la ciencia.

Se sabe que la ideología es producto de la pseudo racionalidad, en ese afán de notables pseudo intelectuales, artistas y actores políticos, subordinados a las doctrinas totalitarias, materialistas, criminales, proletarias, que está demás decir son siervas y esclavistas, con la diáfana  pretensión de modelar el carácter libertario, a través de la psicología de masas, originario de todo los seres humanos, más aún en convertirlos en objetos; lo que no son, en esencia, voluntades individuales, sujetos de derechos, libertades y responsabilidades, conforme a la naturaleza humana.

En ese pensamiento que se propaga de subyugación y explotación de los seres humanos, propio de las doctrinas sociales materialistas totalitarias, hoy globalista, junto al pensamiento de conquista, colonización; pretenden apropiarse, nada más y nada menos de la inteligencia humana, bien sea desterrando, expropiando o expoliar, de esta manera, destruir la libertad como factor esencial y medio del progreso,  desarrollo económico de las poblaciones, con todo ello, al ser.

Doctrinas filosóficas, llenas de imprecisiones en base a estructuras del pensamiento ideológico positivista cientifistas, que socavan, época tras época, la heredada cosmovisión cristiana; fundadas en la constitución de la libertad individual, el libre albedrío, la responsabilidad y la razón, propias de la impoluta naturaleza humana.

Todos estos mecanismo y subterfugios del globalismo, verbigracia, totalitario, son sin temor a equivocarse, la perversión más oscura de la psicología conductista e hipócrita de la moral socialista, léase estatista, ficción de falsa solidaridad, teatro, mentira, miseria, persecuciones y brutalidad en imponer una igualdad vaga, colectivizada, propia del reino animal que apasiona a los jóvenes, imberbes, románticos, nihilistas y sujetos masas, adoctrinados, dentro del sistema educativo global sin la indicación e invitación al más mínimo análisis, necesario de los hechos, los dictámenes de la historia de quienes la escriben y la difunden.

De manera que, siendo incautos los sujetos cooptados por estas corrientes del pensamiento materialista, afectos, enceguecidos por esa fatua luz que los encandila, son por resultado atrapados por estas formas de la psicología oscura, conductistas del pensamiento, con sus doctrinas; convirtiéndolos en ateos, sufridos y hambrientos, llevados gimiendo a los gulag o patíbulos del colectivismo, como mártires de esa destructiva inspiración, compuesta por dogmas, sueños, ídolos, prejuicios, ficciones; cargada toda por el racionamiento de la filosofía totalitaria.

Por lo tanto, en consideración a todo lo precedido en la historia, no es casualidad que la grave crisis económica actual, incluso las guerras de occidente y de la sociedad mundial, incluyendo todas las teatrales revoluciones, que no por eso dejan de ser genocidas, con los distintos hechos y actores del sistema político global, son el resultado de la filosofía totalitaria en dirigir los destinos de las personas, suponiendo ser toda poderosa y creadoras, poco menos que de su propio caos cultural.

 

 

 

 

 

Por Albert Geovo

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