Una calamidad con repercusiones en el Siglo XXI. Por José Pons

Caracterizada por la carencia de agua, saneamiento y quiebre institucional de las redes de salud, son tan solo algunos de los desafíos que enfrentamos en materia de salud dentro del marco del Covid-19, y en conocimiento absoluto de las ya preexistentes crisis que están desde antes de la dichosa pandemia del virus chino, que en vez de eliminarlas, se han ahondando a niveles  astronómicos, como el hambre, la pobreza, el subdesarrollo, la educación y sin dejar mencionar el problema de la contaminación, la persecución política, la economía de los “ceros” e inflación, y el desastre sistemático de nuestros Derecho Humanos.

 

Esto es en Venezuela, ahora, para comprender lo que nos sucede a nivel mundial y regional o localmente; deberemos sumarle a todos lo anteriormente mencionado, la dificultad que se presenta en los cambios sociales, generacionales y tecnológicos, donde las categorías sociales ya conocidas se disuelven ante los ojos de una humanidad que perdió el control de estas variables y cuyas oportunidades están en asumir el peso institucional de sectores, que también han perdido su valía y su legitimidad. 

 

El Banco Mundial y muchas organizaciones mundiales han resultado irónicamente inútiles en el transcurrir del tiempo. Entiéndase que no las estamos descalificando, solo sentimos la profunda necesidad que reflexionemos para donde van esos esfuerzos y como los recursos económicos son invertidos en  aspectos varios de nuestras sociedades y lamentablemente está, va de mal en peor. ¿Necesaria tal reflexión? sí. Vamos como un tren desenfrenado y no nos auguramos ningún final feliz. Lo que nos trae la imperiosa necesidad de entender que nos hacemos falta, no todos verdaderamente. Nos referimos a mecanismos basados en el aporte de las ciencias y no meramente a ideologías, que sustentan tanta miseria para los pueblos. El mundo clama de hombres íntegros y capaces de ser estadistas y no como aquel que “camina a hurtadillas para que no sepan que andan con pretensiones de existir; necesitamos un hombre que no pertenezca a esa nube gris, cuyo nombre la historia no sabrá de él” Ingenieros (1925)

 

Los pueblos ya no desean caudillos y entender que no caben en estos tiempos, es de sabios entenderlo, sino, de hombres comprometidos para la dirección pertinente, la sencillez de resolver y ofrecer las alternativas, como los cambios sociales para lograr un mínimo de equilibrio y lograr negociar con el futuro las despensas necesarias para lograr el éxito, la bonanza y la vida digna que solo se lograra con la armonía, la inteligencia y el amor con el entorno ambiental.

 

Finalmente, los académicos y estudiosos no nos arropa las sábanas blancas del buen dormir, hoy la premura nos moviliza con insistencia y realmente la generación de compromisos con nuestros pueblos es de una necesidad aplastante ante los eventos que padecemos. Por lo cual, la obra de Estado Psicosocial Latinoamericano, puede recién iniciar un debate con respecto a esos nuevos derroteros. La conjunción de las ciencias es definitivamente más tajante, que las muy inútiles ideologías políticas que nos conducen hacia los mismos errores.

 

Dr. José Ernesto Pons B

@joseponsb

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