Plan de contagio masivo (1). Por Antonio Urdaneta Aguirre

Antes de que dispusieran de vacunas, si es que de verdad disponen de ellas, ya tenían montado el aparato mediático de la mentira y la manipulación; tan bien preparado el montaje que hasta cifras y videos salieron a la luz pública, para tratar de convencer al país del “gran éxito” del inicio de un tal Plan de Vacunación. Un bochornoso simulacro, expresión genuina de un desastre bien organizado.

Nadie me lo dijo, porque yo estuve en el sitio a la hora indicada por el cacareado “sistema patria”. Si alguien me hubiese contado aquel acto de indolencia institucional con los ancianos, me hubiese costado creerlo. Pero vi la tragedia de aquellos seres humanos desvalidos muy de cerca; más que personas a quienes se les debería respetar su dignidad, los viejitos parecían objetos colocados uno tras otro, haciendo cola por supuesto, sin la menor protección de bioseguridad.

Cuando tratamos de lograr información más precisa sobre aquel dramático espectáculo, mi decepción como ser humano, adulto de 90 años y venezolano, superó todos los límites de la percepción que ya tenía del trágico escenario que me había impactado. Lo más ausente en semejante drama era, nada más y nada menos, que el personal de salud. Pensé en seguida: más contagiados que vacunados será el final de esta mentira.

Logramos al fin hacer contacto lejano con algunos policías bisoños, tripudos y obstinados. Nada nuevo pudieron agregar ellos: su formato carece de posibilidades de explicaciones; sólo reciben y cumplen órdenes. Además de los gendarmes nacionales, también aparecieron otros policías cadavéricos, poco accesibles y más mudos que los anteriores. Ellos se ocupaban de vigilar el “almacenamiento” inhumano de viejitos.

Después de presenciar aquella deprimente situación, optamos por retirarnos sin respuestas a ninguna de nuestras inquietudes e interrogantes. Luego, ya en mi casa, más preocupado que nunca por lo que sucede en Venezuela, sólo he podido materializar una fatalista conclusión: la vocación genocida del régimen forma parte medular de sus políticas de Estado. Y si alguien lo duda, sólo tiene que someterse al plan de contagios masivos, que, hasta hoy, tienen en marcha el usurpador y su cúpula de cerebros criminales. ¡Nadie me lo contó; lo presencié, lo comprobé! ¡Así tal cual lo describo! Ojalá se produzca suficiente difusión. En la próxima entrega, hablaré de soluciones posibles y expeditas.

 

Antonio Urdaneta Aguirre

urdaneta.antonio@gmail.com
@UrdanetaAguirre

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