La muerte lenta del deporte. Por Manuel Figueroa Véliz

Las condiciones de infraestructura de los distintos complejos deportivos y estadios de béisbol, softbol y fútbol se han deteriorado de tal manera que su recuperación a corto plazo se hace misión imposible por la inversión mil millonaria que se requiere.

Los Juegos Nacionales Juveniles que se realizaban cada dos años en distintos estados del país, organizado por el Instituto Nacional de Deportes (IND), actualmente Ministerio del Poder Popular para la Juventud y Deportes. En ellos participaban delegaciones de cada una de las entidades federales del país con el objetivo de promover la práctica de diversos deportes, elevar y preparar el nivel de los atletas nacionales.

Las sedes escogidas tenían la oportunidad de mejorar o construir nueva infraestructura, así como la construcción de villas deportivas que luego, acondicionadas, satisfacían las necesidades habitacionales de una buena parte de la población. Sucre fue beneficiado con la urbanización Villa Olímpica y en el año 1995 la Villa Cristóbal Colón para los Judenasu.

Lamentablemente, estos espacios que en otros tiempos fueron escenarios de competencias de alto nivel, donde se formaron niños y jóvenes que dieron satisfacción al estado oriental en distintas disciplinas, hoy, por la indiferencia de los entes responsables de su mantenimiento, se encuentran prácticamente en ruinas.

Ante la falta de vigilancia, los delincuentes comenzaron llevándose las láminas que cubren los techos; luego cargaron con pocetas, lavamanos, luminarias, cables y, más recientemente, con las vigas de acero y cabillas de las columnas. Todo bajo la impunidad de los cuerpos policiales que no investigan y de los organismos del Estado como custodios de los bienes de la nación.

En la ciudad de Cumaná, tierra de destacados deportistas del boxeo, natación, béisbol, gimnasia, fútbol, entre otros, el emblemático Polideportivo Félix «Lalito» Velásquez, el gimnasio 26 de octubre y Caigüire Abajo, están muriendo lentamente; lo mismo ocurre con estadios como el Jesús Agustín «Pelúo» Astudillo, Delfin Marval y Bolivariano.

El clamor de deportistas, entrenadores, padres y representantes no ha encontrado eco en las autoridades, sobre todo aquellas a las cuales el deporte no les reporta votos. Sólo algunas academias privadas, formadoras de talentos, están haciendo un gran esfuerzo por mantener viva la llama deportiva, evitando su muerte junto con las instalaciones.

Desde Unidad Visión Venezuela esperamos que los nuevos gobernadores, alcaldes, legisladores regionales y municipales que se elegirán el próximo 21 de noviembre, pongan un grano de arena, con la finalidad de buscar los recursos necesarios para la reactivación de los centros deportivos. Por una juventud con mente y cuerpo sanos.

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Manuel Figueroa Véliz

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