El Palacio de Miraflores de santeros y magia negra. Por Raúl Ochoa Cuenca

Si señores, eso es así, a nuestro señorial Palacio de Miraflores Maduro y los hermanitos Rodríguez lo convirtieron en una maloliente guarida, donde para completar despide a sus muertos con bailes y cánticos alegóricos de antiguas religiones africanas, las cuales en muchos países civilizados del universo están proscritas. Aspecto este, el cual debido a sus protagonistas, traspasa la curiosidad para convertirse para la sociedad venezolana en general en un problema, otro más de orden público, ya que no se sabe a ciencia cierta si Maduro y sus secuaces practican estas religiones, ya sea por su origen racial o porque acogen en sus prácticas privadamente el sacrificio de animales como ofrenda a supuestos dioses, en ambos casos delitos tipificados en nuestro maltrecho ordenamiento jurídico, practicas estas muy comunes en países del continente africano como lo son en Sud África, en el Congo y el Benín.

Es bueno mencionar las tres principales religiones afrocubanas que inspiran a la nomenklatura chavista y las cuales son: La Regla Osha-Ifa o Santería, La Regla Conga O Palo Monte Y Los Ñáñigos o Abakuá llegaron a Cuba con los esclavos, muchos de ellos del país el cual se conoce hoy como Republica de Benín. Mientras que en Haití aún se practica como primera creencia el Vudú, religión que contempla el sacrificio de animales, también practicada pero en menor cuantía en el reino de los hermanitos Castro.

En la ciudad de Ouidah, Republica de Benín, en el África Occidental, el corazón del vudú, un sonido de tambores, iguales a los de ayer en nuestro Palacio Legislativo, mientras que un grupo de hombres y mujeres vestidos principalmente de blanco se turnan para bailar alrededor de un tazón de maíz, un pollo recién sacrificado del cual emane aun la sangre y mucho alcohol. Esta expresión religiosa tiene su raíz en los cultos de origen Bantú, termino con que la etnología occidental reunió bajo una misma denominación a la comunidad de pueblos del África oriental, central y austral que hablaban esa lengua en cualquiera de sus variantes. Conocida también como Mayombè, esta regla fue el resultado inicial de la transculturación de los credos bantúes a la sociedad cubana, en la que surgieron otras vertientes como la Kimbisa y la Brillumba, hasta llegar a la Kimbisa del Santo Cristo del Buen Viaje del siglo XIX.

Por las características de los tamboreros de ayer en el Palacio Legislativo, el rito era el llamado la Regla Conga o Palo Monte y esto lo deducimos ante los tres tamboreros, quienes afanosamente y sudorosos sonaban.  Los Bata, nombre con el cual se designa a los tambores en la Cuba de los Babaloos,  el día del despido del Ministro Isturiz,  eran aquellos del tamaño mediano y los cuales reciben el nombre de Itótele.

Este bochornoso acto, que contó con la participación  de cadetes de nuestras Academias Militares y quienes le rendían honores a ese diminuto ser humano, era presidido por El Babalawo, como sacerdote de Ifá, quien además según las creencias puede predecir el futuro y cómo manejarlo a través de su comunicación con Orunmila,  el personaje imaginario al cual denominan Dios. 

De otra parte deseo significar que la población venezolana está muy lejos  que sus creencias religiosas y su ya demostrada Fe,  puedan acercarse a esos ritos oscuros y llenos de una marcada ignorancia, donde los llamados sacerdotes se comportan como si estuviesen en un trance de rito satánico. No sé ni mi interesa saber si el tal ministro murió por impericia de los médicos cubanos, o si murió de Covid porque la vacuna Rusa no fue idónea o si era un creyente de esas desviaciones religiosas o no, lo que sí sé es que los palacios de nuestra Republica no son para el toque de tambores de prácticas plagadas de inimaginables oscuros secretos inspirados en brujerías y la llamada magia negra. 

No respetó la banda de Miraflores que esta semana era de júbilo para el pueblo venezolano por la ascensión de José Gregorio Hernández al altar de los santos,  para embarrar nuestras instituciones con esas manifestaciones pseudo religiosas. 

En otras palabras,  la santería afro cubana en toda su expresión en nuestro señorial Palacio, el  del arte de un arquitecto italiano y el de los deseos de desarrollo de Joaquín Crespo, el presidente quien el año 1884, decretó  el ejercicio del voto universal, directo y secreto, libertó  a los presos políticos y permitió el regreso de los desterrados.                                                                  Como añoro a Joaquín Crespo y a Doña Jacinta en su Palacio.

Raúl Ochoa Cuenca en Anfi del Mar el 1ro de mayo del 2021

@raulochoa29

Fuentes,  https://elpais.com/elpais/2014/09/10/africa no es un país.  http://historiacontemporanea4b.blogspot.com.                               https://www.jstor.org/stable/24369350?seq=1.     Hemeroteca digital.  Archivo personal del autor.     

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