Guerrilleros por zapateros. Por Carlos Ismayel

Desde que asumió el poder el general Eleazar López Contreras, se inició en Venezuela una política de canalización de legiones de extranjeros que llegaron a nuestro país de todos los confines del mundo. Los rigores de la segunda guerra mundial crearon las condiciones para que ese flujo se incrementara y luego con los gobiernos sucesivos se fue consolidando una mezcla de razas que echarán raíces en el suelo patrio. No había estado de Venezuela donde no nos consiguiéramos con los musiues, como cariñosamente les decíamos, especialmente a los italianos, mientras que a los paisanos que llegaron provenientes del medio oriente, a todos, los mentábamos como turcos. 

 

En mi estado Guárico hay una representación de todas las nacionalidades, en cada pueblo, desde San Juan hasta Camaguán, como mi Bisabuelo Salomón Ysmayel, que llegó a El Sombrero, proveniente de El Líbano e instaló un mayorista de telas y fundó en El Rastro una de las primeras farmacias del Guárico, así también se fueron instalando las panaderías de los portugueses, afán que alternaban con sus pericias como agricultores en las parcelas de Calabozo, en principio para sembrar y cosechar hortalizas, luego se fue imponiendo un solo cultivo: el arroz. El zapatero remendón cruzaba las calles de cada localidad de los llanos, anunciando con ese trueno que soltaban las gargantas de quienes en un ratico te reparaban el calzado para una segunda oportunidad. Lo mismo hacían los italianos que instalaban las fábricas de calzados que se convirtieron en escuelas de verdaderos artesanos en esas lides, especialmente en la zona del oeste caraqueño. Y que decir de los albañiles que eran capaces de levantar edificios con su peculiar estilo.

 

Lo cierto es que Venezuela trajo gente buena de todas partes, de esos países que aun viven en insolubles conflictos, en donde no se hablaban sino que se mataban, unos a otros, pero por obra y gracia de Venezuela, que fue tierra de paz y así veíamos a sirios, libaneses, turcos y palestinos, conversando con ciudadanos de origen judío en la Plaza de Los Samanes de la capital de mi estado Guárico. 

 

En la región del Orituco los canarios se instalaron para desarrollar pujantes empresas agropecuarias y los gallegos fueron inaugurando mercados, bodegas y terminaron gerenciando redes de exitosos supermercados. Venezuela era grande en territorio e inmensa de corazón, por eso acogimos a hermanos latinoamericanos que venían a buscar la paz que se había extraviado en sus respectivos países.

 

Pero ahora importamos los problemas de violencia de naciones vecinas y lejanas. Los terroristas de Irán, los capos del narcotráfico de México, Perú, Bolivia, Honduras, Guatemala y de Colombia. Y Lo peor, a los comandos guerrilleros que ahora se han instalado con teatros de operaciones en 12 estados de la República. Insólito lo que se está padeciendo en el estado Apure. Los grupos guerrilleros que fueron desplazados del territorio colombiano ahora se apoderan del nuestro, obligando a miles de venezolanos a desplazarse hacia Colombia. ¡El mundo al revés! Ya habíamos sufrido esa intentona en los años en que Fidel Castro quiso invadir nuestra patria y fue derrotado por el ejército institucional. Ahora se repite ese plan, lo lamentable es que no tenemos un presidente como Raúl Leoni que se paró de frente ante semejante atropello, sino a un tirano que lo consciente.  La verdad es que no son zapateros como los que venían antes, son narcoguerrilleros convictos y confesos.

 

Carlos Ismayel

@CYsmayel

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