Erdogan retira a Turquía de tratado para combatir violencia contra las mujeres

Miles de personas salieron a las calles este sábado en Turquía para pedir al presidente Recep Tayyip Erdogan que revoque su decisión de retirar al país euroasiático de un emblemático tratado internacional que intenta combatir la violencia contra las mujeres.

«¡Anula tu decisión, aplica el tratado!», coreaban miles de mujeres y hombres congregados en el distrito de Kadikoy, en Estambul. Los manifestantes portaban retratos de mujeres asesinadas y pancartas que rezaban: «Esta guerra la ganarán las mujeres».

«Estoy harta de este Estado patriarcal. Estoy harta de no sentirme segura. ¡Ya basta!», declaró a la agencia francesa de noticias AFP Banu, una de las manifestantes. En Ankara y Esmirna también se celebraron concentraciones, menos numerosas, según los medios.

La decisión de abandonar este tratado, el primer instrumento supranacional que fija normas obligatorias para evitar la violencia contra las mujeres en una treintena de países, fue anunciada en un decreto presidencial publicado la noche del viernes al sábado.

La decisión provocó críticas de la Unión Europea (UE) y la ira de organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres del país, donde los feminicidios aumentan desde hace una década.

La retirada de Turquía del Convenio de Estambul es una «noticia devastadora» y «pone en entredicho la protección de las mujeres» en este país, lamentó el Consejo Europeo, una institución de la que Ankara es miembro y en el marco de la cual firmó este tratado en 2011.

«Este es el verdadero rostro del gobierno turco actual: desprecio completo del Estado de derecho y disminución total de los derechos humanos», denunció en Twitter el relator del Parlamento Europeo para Turquía, Nacho Sánchez Amor.

El presidente de Turquía ya mencionó la posibilidad de retirarse de este tratado el año pasado, en un intento de granjearse el apoyo de los votantes más conservadores en un momento de crecientes dificultades económicas.

Con este decreto, Erdogan cede ante la presión de grupos conservadores e islamistas, que alegan que los términos del Convenio atentan contra los valores familiares «tradicionales», al defender la igualdad entre los sexos, y favorecen a la comunidad LGTB, ya que pide que no se discrimine a las personas por su orientación sexual.

El Economista

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