REFLEXIONES| Expectativas para el 2021. Por Luis Acosta

Las mejores esperanzas del año 2021 lucen muy comprometidas y dificultosas. La lista de problemas aparece como empezar en país nuevo sin que ello sea una exageración. Desde luego, todo estará en relación a las extremas medidas a seguir en el orden de la Pandemia. En este sentido, el plan de vacunaciones, no de vacaciones, globales deben cubrir las dosis de la primera inyección. Además, en el caso de la Pfizer y la Moderna, se necesita una segunda inyección, por lo tanto que el esfuerzo es doble. El proceso busca vacunar el 100% de la población. Esto significa que el plan conlleva la vacunación de ocho mil millones de personas que, con pocas excepciones, están sujetas a estos planes. Esto supone un tiempo entre 3 y 5 años para lograr la vacunación del 75% de ese total con un tratamiento serio, diario y disminuyente entre 150 países aproximadamente. 

Desde luego, el tiempo está calculado en un plan que conlleve rendimiento y sabiduría, la propaganda menor y el trabajo de la misión mayor y no aupar en el desarrollo del plan controles molestosos y maliciosos de ningún grupo político. Sin embargo, existe 200 o más tipos de vacunas en preparación y, según lo conocido, la vida de inmunidad es de un año y los tiempos agregados saldrán de lo que suceda en el proceso. Pero el Dr. Joseph Varon, dice que hay más de un millón de trabajos científicos sobre el covi19 dentro del mundo científico.

Esta tarea no es minúscula sino mayúscula. Ella nos toca a todos. Entonces, necesitamos humanizar la pandemia y sus dificultades para organizar una especie de embudo figurado que crezca hacia arriba y lo ancho del envase en gente, presencia y voluntad. Donde se confundan en la visión y misión del proceso y el médico se alíe con el paciente, el dueño del restaurant con el cliente de la sastrería y el vendedor de inmuebles con el comprador de la vivienda. En otras palabras, convertir la convivencia en una fuerza moral que contribuya a la vida común para cuidar y vigilar el piso nacional y social del país. 

De modo y forma que el Año 2021 se vuelva un ejercicio de rehabilitación, ingenio y de soluciones inteligentes y rápidas que persigan y enseñen cariño y amor hacia el país y aliento a sus semejantes. La familia tiene que pensar más en la universidad, la escuela y el ahorro que en el regalo, los viajes y el tamaño de las cosas y de las compras. La sociedad tiene que vivir en unidad y prestancia y no separados. Así, para buscar mejores salarios, los padres, hijos y nietos se alejan de su hogar. Esto económicamente puede ser bueno pero el resultado final es malo; en otras palabras, es peor la medicina que la enfermedad. La familia necesita a un jefe cercano, no para pelear con la esposa y sus hijos sino para ordenar el rendimiento y el afecto familiar. El problema es que los hijos salen solteros y pichones de su hogar y regresan años después con tres hijos y sin esposa. Entonces los hijos y nietos crecen huérfanos.

De los resultados del desastre personal del covi19 se denota que el trabajador no ahorra, o lo hace muy poco; ni planea, ni organiza, ni paga formalmente sus alquileres. Por otra parte, no tiene disciplina social y, más grave aún, estas costumbres o decisiones insanas tocan el panorama familiar y sucede entre los norteños  y se riega por toda América y muchas otras partes del mundo. 

Esto no es un invento, adivinanza o escándalo delicado y público. Por el contrario, irrumpió y brotó de las dificultades nacidas de covi19 que evidenció que el problema del mundo no es de hambre ni desorden público sino social, familiar, falta de enseñanza doméstica y de formación disciplinaria. Repetimos siempre “nadie puede hacer bien lo que no sabe”. El que no sabe de matrimonio ni hogar, entonces no puede saber de familia. El que no sabe de familia, entonces bota el dinero y también el pan. El que no sabe de amor, no entiende de Dios, ni de vida. Por lo mismo, necesitamos un plan global de la ONU aprovechando el sistema cibernético que hoy solo usamos para vender mercancías.

Entonces, nuestros lectores se preguntaran, “bueno, ¿y las otras cosas qué?”. Pues, sencillamente, todo hay que producirlo de nuevo y bien sano. La organización del trabajo; el control del hogar, la disciplina en las cargas y costos de la alimentación; el rendimiento en la escuela, el liceo y la universidad; la escogencia inteligente de lo profesional hacia el futuro. Este orden de la vida, llevada con ternura y hermosura, jamás permitirá fracasos que puedan maltratar el porvenir. En este sentido, todo está por empezar y tenemos que estar listos para ganar la batalla.

En relación a estas especificidades, ya dijimos que se dan en todos lados del planeta. Sin embargo, nadie duda que Estados Unidos tenga más y mejor diversificación social y pública. Tanta, que se asegura que los gringos tienen un país de instituciones más que de hombres. Lo acaban de comprobar en el impase electoral entre Trump y Biden. Entre demócratas y republicanos; entre ciudadanos y tribunales y entre el Capitolio y las autoridades y la manera como se ha ido resolviendo.

 

Luis Acosta

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