Asesinaron a un hombre en Carabobo y sus perros permanecieron por horas junto al cadáver

Dicen que el perro es el mejor amigo del hombre y “Oso” y “Catire” lo confirmaron. A su amo, Luis Rey, lo asesinaron la madrugada de este sábado en la entrada a la urbanización La Campiña de Naguanagua, en Carabobo, y sus perros hicieron el mayor acto de lealtad a un humano: por horas permanecieron junto al cadáver, no permitían que nadie se le acercara.

Desde hace años, Luis vivía en la calle. Siempre dormía en lo que en un tiempo fue una pollera en La Campiña o al frente, en una reconocida cadena de farmacia. Durante la madrugada, mientras dormía fue atacado por un desconocido. Se presume que el arma homicida es un pedazo de hierro que fue hallado ensangrentado cerca de la escena del crimen.

Los vecinos de la zona creen que el asesinato de Luis se debe a una venganza. Unos días antes había tenido una discusión con un motorizado, en la que debió actuar la Policía Municipal, porque el conductor arrolló y mató a “Isabel”, una de las perras de su manada. “Luis cuidaba y amaba mucho a sus perros, por eso se enfureció cuando el motorizado mató a la perra y le tiró una piedra a la moto, le causó daños”, contó una lugareña.

Luis Rey no tenía una casa, pero eso no le impedía que cuidara de los animales que, como él, compartían las calles. Siempre se le veía caminando por Naguanagua y sus perros iban detrás de él. Los alimentaba y los curaba cuando tenía alguna herida. Siempre, siempre andaban juntos.

Al amanecer, los vecinos de la zona localizaron el cuerpo sin vida de Luis e informaron a la Policía. “Oso” y “Catire” seguían a un lado del cadáver. Horas después, cuando llegó una comisión del Eje de Investigaciones de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cipcc), base Las Acacias, los perros no les permitían levantar a Luis. Una proteccionista de animales llegó al lugar para hacerse cargo y que los detectives pudiese hacer su trabajo.

Algunos vecinos piensan que el homicidio de Luis, posiblemente, quede impune, porque era un hombre de la calle y “no le importaba a nadie”, pero a esos perritos sí. De hecho, uno de ellos lloraba, como una persona cuando pierde a un ser querido.

Ahora, al amo y a los perros les dieron rumbos muy distintos: Luis fue ingresado a la morgue de Valencia y los caninos a un nuevo hogar donde esperan recibir amor.

Cactus24

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