Un retén policial frena a caravana de migrantes en Guatemala

La desesperación de los alrededor de 1.000 migrantes hondureños que se dirigen a pie a Estados Unidos aumentó el viernes al encontrarse con un retén de la policía y el ejército en el norte de Guatemala que les impedía continuar su ruta.

Pocas veces desde 2018 una caravana de migrantes ha tenido unas perspectivas tan desalentadoras. El presidente de Guatemala los ve como un riesgo de contagio en plena pandemia del coronavirus y ha prometido deportarlos. Su homólogo mexicano cree que la marcha es un complot para influir en las elecciones de Estados Unidos. Y la recién formada tormenta tropical Gamma amenaza con arrojar lluvias torrenciales sobre su previsible ruta por el sur de México.

El temor a una confrontación aumentó cuando más de 100 soldados y policías guatemaltecos frenaron el avance de los migrantes, que estaban cada vez más frustrados por la falta de comida y avances luego de caminar cientos de kilómetros desde Honduras a principios de semana.

Las voces de los migrantes se oyeron en la autopista rural, pidiendo a las autoridades que les dejasen pasar o les diesen comida.

Al caer la noche, la migrante hondureña Paola Díaz extendió una manta a un lado de la carretera y le puso el pijama a sus hijos de 4 y 6 años con la esperanza de que pudiesen dormir un rato.

Díaz decidió unirse a la caravana junto con su esposo, Alejando Vásquez, de 23 años, porque su salario como mecánico no les alcanzaba para comprar comida para los niños.

“En un principio me quería regresar pero se han abierto puertas que pienso que me van a permitir avanzar”, dijo reconociendo que teme por si hijos si hay un enfrentamiento.

Algunos migrantes asumieron roles improvisados de liderazgo para tratar de dialogar con las fuerzas de seguridad.

“Es que no nos pueden negar el derecho de seguir (…) Díganles a sus jefes que nos den una oportunidad”, dijo un hombre, que no se identificó, a un policía. El agente respondió que los migrantes habían ingresado al país de forma ilegal y que tenían orden de regresarlos a Honduras o de, al menos, no dejarles avanzar hacia la frontera con México.

Las autoridades migratorias guatemaltecas señalaron que algunas de las 2.000 personas que integraban inicialmente la caravana habían accedido a regresar a Honduras. Los demás se dividieron en dos rutas: unos viajaron al norte hacia Peten, donde estaba el retén, y otros tomaron buses al oeste hacia la capital, la Ciudad de Guatemala.

AP

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