La ideología totalitaria. Por Albert Geovo (@aegeovo) 

En cuanto a la ideología se hace una pregunta ¿Es la Ideología un mecanismo práctico de los sistemas totalitarios? Se abre este punto con esta interrogante, pero primero es necesario definir qué es la ideología a la luz de los preceptos, como también de los hechos sobrevenidos en los distintos momentos históricos, en función de los requerimientos de cada periodo en las diferentes épocas.

Se tienen, varias acepciones, mas todas coinciden que la ideología es: un conjunto de creencias, ideas, emociones que se conjugan entre sí, dando la sumatoria de todos estos variados elementos resultantes una conducta determinada de la persona y la sumatoria de tal conducta es el resultante en los individuos que da como consecuencia la conducta de las sociedad como cuerpo, más o menos, agrupado.

Partiendo de las variadas definiciones de la ideología, hay que puntualizar que la incidencia de ese conjunto de creencias,  ideas, opiniones, emociones, todas reconstruidas en la actualidad,  bien sea, en el plano religioso, espiritual, de la ciencias y humanístico, han sido elementos causantes de los aciertos y desaciertos de los hechos históricos en la humanidad,

Incluso, las dos guerras mundiales del siglo XX y las desastrosas depresiones económicas, incluyendo este precedente cisne negro del COVID2019 con todas sus decisiones acertadas o no, son el resultado de la ideología. En otras palabras, no existe resolución alguna sin la participación de ese constructo conocido como la ideología, inclusive, la revolución de las artes, la ciencia, la revolución industrial, económica y la  tecnológica son el resultado de las ideas, en contraste a las revoluciones rojas, todas ellas nefastas sin entrar en detalles.

Dicho de otra manera, también, las catástrofes económicas, militares, guerras, quiebre de naciones enteras, hambres, miserias, atraso de las naciones, terrorismo, crímenes  y es hasta posible que, muchas enfermedades, se deben a la ideología, al mundo de las ideas, que impera en las poblaciones involucradas; y estas se pudieron evitar de haberse dado cuenta que el mal se encontraba en las ideas que no brindaban solución alguna.

De manera que, la modernidad, es el resultado del iluminismo, y a pesar de los constantes reproches de los devotos religiosos, también es importante que se acote que esta época de la ilustración se originó precisamente en lo interno de los templos, monasterios, conventos que fungen como las casas de estudios e investigación, es decir,  las primeras universidades de aquella época.

Es otras palabras, las ideologías son la re-interpretación de siglos de historia, que si bien han sido construidas sobre las cimientos de la lógica y la razón pura, no siempre están ajustadas a las verdades universales, sino a hechos circunstanciales y generalmente es así; es por ello que, las susodichas ideologías están cargadas de formas, elementos, modus, procesos, ideas, teorías, opiniones, constructos relativos a una época.

Debido a que la ideología es una reinterpretación de aquella generación con una intencionalidad predeterminada por el poder de las élites de aquel entonces, materializada en el Estado, que se plasma en algo, poco menos, que en el imperio de la ley o rule of law que examinado desde donde se origina tal regulación se concluye en el imperator, rey, monarca o príncipe, es decir en lo que hoy se conoce como las modernas repúblicas federales o no, sustanciadas en el gobierno de turno.

Aunque la historia moderna de las revoluciones  constitucionales nos sugiera y explique que la soberanía reposa en el pueblo, la realidad de los hechos, señala lo contrario, que ésta, la soberanía, descansa en las elites enquistadas en el poder de las naciones que se resisten en no liberar los controles económicos, políticos y sociales, en no levantar las múltiples alcabalas  a las que tienen sujeto a los pueblos como auténticos esclavos.

A estas alturas escuchar hablar de derechas e izquierdas por parte de los mandatarios y defensores de la tiranía global, suena risible y caprichoso, cuando en los últimos dos siglos y lo que va de éste siglo XXI, se observa es: unos actores subordinados a las conveniencia de las elites que insisten en someter a las naciones a auténticas granjas sistemáticas de trabajo forzoso, hambre y miseria humana.

En cambio, las poblaciones reclaman libertades económicas, civiles, políticas y hasta religiosas, empleo digno, educación de primera, hogares con familias consolidadas, salud del primer mundo desarrollado, libertad de decidir y de escoger, mientras lo que encuentran en la ideología de los gobiernos es la constante opresión y control sistemático por parte del Estado sobre los medios y bienes de producción, la propiedad, la libre circulación,  la familia e incluso la manera de pensar, la religión misma.

En resumen, todo el edificio de la civilización se ha derrumbado a la luz de las ideologías y su cosmovisión materialista por un lado o deísta por el otro que se desarrollan, bajo múltiples traducciones e interpretaciones sin corrección y recapacitación alguna en un mundo que navega sin bitácora, de espalda a lo más importante que son los principios y valores espirituales que han sido depositados en los albores de la humanidad en esa verdad que nunca cambia.

 

Albert Geovo / @aegeovo 

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