Renacer en la enfermedad. Por Aylen Bucobo (@aylenbucobo)

La enfermedad es solo una visita que nos recuerda que somos humanos, y como tales, somos débiles y no estamos exentos a enfermarnos. El padecimiento nos agobia y agota, pero es un nuevo renacer. Para poder seguir, la clave está en mantener una actitud positiva y ser optimista: todo pasará y la salud retornará a nuestro cuerpo.

Es imprescindible llenarnos de paciencia, si nos angustiamos nuestra condición de salud empeorará. Debemos ser fuertes y asumir como un reto el hecho de tener que enfrentar una enfermedad sea cual sea su incidencia en nuestro organismo.

El estado de ánimo es determinante en el proceso de recuperación. Mantener la esperanza en lograr un sueño, una meta o realizar un plan de vida es también un soporte de lucha por estar bien y da las fuerzas para afrontar ese estado.

Imaginarse lugares y paisajes es una autoayuda en medio de esta condición, incluso es terapéutico. Tener pensamientos agradables de hechos vividos forma parte de todo ese soporte con el que debemos contar para reponer nuestra salud.

Una intervención quirúrgica de manera sorpresiva causa un rechazo inmediato y una negación de tener que pasar por eso. Es normal sentirnos así, porque nuestro raciocinio nos lleva a no querer enfermarnos nunca, ni pasar por esta situación, mucho menos entrar a un quirófano o someternos a un tratamiento fuerte.

La enfermedad nos saca de nuestra zona de confort. Nos quita la tranquilidad, rompe la rutina, nos hacer poner un stop en las actividades cotidianas y cambia nuestras vidas por cortos, medianos o largos lapsos de tiempo.

Los padecimientos de salud hacen reencontrarnos con nosotros mismos y ver que no somos súper héroes. Nos recuerda que somos de carne y hueso, y por ende, sentimos. Es un tiempo que ayuda a ver desde otra perspectiva y enseña a dar valor a lo que realmente tiene importancia.

Hay segundas oportunidades que nos da la vida cuando atravesamos padecimientos que no todos los seres humanos superan. En ese momento, empezamos a darnos cuenta de cosas que no veíamos antes. Ganamos las luchas y terminamos logrando la victoria de la batalla completa.

Encontramos el sentido de las alegrías, miramos alrededor y nos damos cuenta que una sonrisa significa mucho así como no desgastarnos en enojos, ni juicios innecesarios.

De repente, te quedas sola (o) en una habitación de hospital, acostada en una cama justo al lado de una gran ventana en la que contemplas el cielo y los picos de los edificios copados de neblina, y por donde entra el suave viento propio del clima helado. Ves el mundo a través de un marco y esperas con paciencia entender que vives esto por algo. Después de esa tribulación descubrirás y entenderás el por qué. Obtendrás la respuesta.

En la enfermedad buscamos contar con el amor y apoyo de nuestros seres queridos, amigos y de nuestra familia, porque ese el cariño sincero que nos sostiene en un momento así.

Enfermarte es una experiencia que te hace más fuerte, y te abre los ojos para valorar la vida, ser más consiente de cuidar tu salud, tu cuerpo y tu alimentación. Te enseña a darle valor al tiempo.

¡No te quejes! Cuando dejamos de quejarnos el peso se hace más liviano. No reniegues de las enfermedades que te toquen vivir. Aprende a aceptar para que puedas vivir en paz. Conoce en qué consiste tu padecimiento, trata de entender cómo funciona y de qué manera puedes tratarlo.

Vive asumiendo que cada problema, dificultad o momento difícil es una oportunidad para crecer: es un nuevo renacer de nuestro ser.
 
Aylen Bucobo / @aylenbucobo / aylenbucobo@gmail.com

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