Surgen serias dudas sobre la continuidad de Messi en el Barça

Tan inquieto anda Leo Messi por su futuro que interrumpió sus vacaciones para reunirse con Ronald Koeman. No se ve en el nuevo Barça, pero está llenos de dudas sobre cómo salir del Barça. A sus 33 años, y tras encadenar 16 temporadas en el Camp Nou, la estrella se ve más fuera que dentro del equipo, tal y como le ha trasladado al nuevo entrenador en una reunión que tuvo ayer en el domicilio del astro, revelada por el periodista Roger Saperas de RAC-1.

La crisis no se detiene en el Camp Nou tras el ‘Lisbonazo’. Primero fue destituido Quique Setién. Luego dimitió Eric Abidal. Fue presentado Ronald Koeman, que ha firmado por dos años, a pesar de que las elecciones, fijadas para marzo del 2021, condicionarán su continuidad y ahora Messi, el jugador que ha sostenido el club durante los tres últimos lustros, se plantea marcharse del Camp Nou lo que desataría un terremoto de imprevisibles consecuencias.

Querría irse el capitán azulgrana, cansado de estrellarse año tras año en la Champions (no la gana desde el 2015 con Luis Enrique cuando formaba el tridente con Suárez y Neymar), hastiado también de la desorganización que sacude a diario al club. Pero su marcha no resulta nada fácil por muchas razones, a no ser que Messi se canse del todo y la pida públicamente.

Mar de dudas
La primera razón es que ya no puede decidir solo su futuro. «Tiene un año más de contrato», recordó Koeman en un par de ocasiones anunciando que cuenta con el astro para su nuevo proyecto. «Messi te gana partidos. Es el mejor jugador del mundo, yo lo quiero tener en mi equipo y no en el rival», recalcó el técnico holandés.

La segunda es de carácter económico. Tiene una cláusula de 700 millones, inaccesible para cualquier escenario del mercado de fichajes. Y más en tiempos de pandemia, con un salario neto anual de 50, que le convierte en el mejor pagado del fútbol mundial. Y la tercera es que Josep Maria Bartomeu, el presidente del Barça, no quiere ni tampoco puede pasar a la historia por haber dejado escapar a Messi. Menos aún tras haber perdido en el camino hace tres años a quien estaba destinado a ser su sucesor: Neymar.

Ahora, el brasileño se encuentra en las puertas de una final de Champions, la que jugará el domingo contra el Bayern. Y su amigo Leo es un mar de dudas porque, quizá por vez primera en toda su carrera, no depende de él. O, al menos, las condiciones de su salida, a no ser que, como ya hizo en un par de ocasiones con la selección argentina, se desdiga de su deseo inicial. También hubo un par de momentos en que estuvo tentado de abandonar el Camp Nou, pero, al final, acabó quedándose.

Inquietante silencio
No habla Messi desde Lisboa cuando el Bayern Múnich firmó el epitafio del Barça más glorioso. Aún no ha abierto la boca oficialmente el argentino, pero ya ha trasladado a Koeman sus preocupaciones, intuyendo el final de su largo ciclo azulgrana. Lleva más de media vida en el Camp Nou siendo la estrella, sosteniendo al club en los peores momentos, convertido en el mejor jugador de la historia del club.

Pero ha quedado tan hundido por el 2-8 del Bayern, una herida que no olvidará jamás, unidas a las de Anfield (2019) y Roma (2018), que se plantea irse. Asumiendo, al mismo tiempo, que no sabe cómo hacerlo porque ha pasado el plazo que tenía para ser EL dueño de su futuro. Expiró el pasado 31 de mayo.

Un equipo para él
Y ahora, no depende solo de él, inquieto como está también porque el club, de la mano de Koeman, ya ha dejado claro que realizará una profunda reestructuración en el equipo, que afectará a alguno de sus mejores amigos de la plantilla: Luis Suárez, Jordi Alba y Arturo Vidal. De ahí que le haya planteado la incertidumbre sobre su futuro técnico, a pesar de que él lo ve, como dijo Bartomeu, «el pilar del proyecto».

Pero quiere Koeman que sea un Barça rejuvenecido, lleno de energía y entusiasmo, el que arrope a Messi para huir de la postal que ha venido presidiendo la alineación inicial en los últimos años, donde dominaba en la Liga, pero se estrellaba, una y otra vez, en Europa. Las relaciones entre Bartomeu y Messi siempre han estado presididas por la frialdad. Pocos gestos de complicidad entre ambos. Ahora, sin embargo, entra en juego el factor Koeman, un técnico que le ha dicho a la cara al astro lo que espera de él. Y ahora le toca resolver sus dudas a Messi. Se ve fuera, pero ¿cómo lo hará?.

elperiodico

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