Simón Bolívar: Independencia y Utopía. Por Ernesto Andrés Fuenmayor

Una entrevista con Elías Pino Iturrieta.

Décadas de retórica política inflamada han convertido a Bolívar en una estatua de mármol, un héroe mitológico al que el difunto Chávez describía como un “fuego sagrado” al que se debe mantener vivo a toda costa. Esta versión propagandística de Bolívar falla a la verdad histórica, se exaltan las virtudes y se omiten las controversias, queriendo vender una idea de grandeza nacional a partir de premisas falsas.

 

En su trabajo como historiador el profesor Elías Pino Iturrieta ha proporcionado una imagen más fiel al personaje histórico, desnudándolo de la pomposidad de los discursos patrióticos. Queriendo acercarme a esa perspectiva historiográfica decidí entrevistarlo para el Podcast de Hechos Latinoamericanos, en donde conseguirán la versión entera de la conversación (YouTube, Spotify y Apple Podcasts). Aquí les dejo un fragmento:

 

Se suele decir que Bolívar entró temprano en contacto con el pensamiento ilustrado, muy popular en Europa durante el siglo XVIII. ¿Qué tan cierto es esto?

 

Es cierto, pero con una tilde. Bolívar no tuvo ninguna educación formal, no estudió. Su única formación fue en la academia militar, en donde se graduó de subteniente sin destacarse: fue el séptimo en una promoción de once, muy del montón. Con esos estudios tan elementales llega a Europa, y estando allí, de la mano del Marquez de Ustáriz, entra en contacto con esas ideas modernas.

 

Luego de este viaje, ya una vez de regreso en Caracas, ¿cuál es el primer encuentro del joven Bolívar con la causa independentista?

 

Los sucesos de 1810, aunque para aquel entonces no es un activista de primera plana. Son los mayores del mantuanaje los que capitalizan la función. En 1811 va a Londres, enviado por la Junta, ya que ofreció pagarse el viaje, y en ese contexto lo ascienden de capitán a coronel. Ya en Londres se vincularía con Miranda y al regresar a Caracas tendría un papel más protagonístico debido a su papel en la Sociedad Patriótica. Sin embargo, en el primer intento independentista no es todavía una figura destacable, es uno más en el montón de los derrotados.

 

Los sucesos de la Capitulación de Miranda fueron una controversia histórica. ¿Diría usted que se justificaba la entrega que hace Bolívar de Miranda?

 

Pues no; se debió a la perfidia y la desesperación. Para los venezolanos del futuro Bolívar es una figura impoluta, perfecta, y no conciben la posibilidad que en una situación de tribulación actuara de esa manera. La visión aristocrática era que el canario Miranda había traicionado no solo a la República, sino al estrato mantuano. Esta es una visión que no se ha manejado, pero que vale la pena revisar. Posteriormente Bolívar hablará de una venganza que tendrá como objetivo acabar con las “repúblicas aéreas”, aquel proyecto republicano del que Miranda fue la figura principal. En este contexto se hace el Decreto de Guerra a Muerte, en donde se reclamaba el derramamiento de sangre y la fundación de repúblicas reales. Situaciones del héroe convertido en estatua que hemos decidido ignorar.

 

También es cierto que Boves y Monteverde estaban asesinando a poblaciones a mansalva en aquel entonces.

 

Sí, es cierto. Era una combustión generalizada, la candela estaba prendida en todas partes. La violencia de Boves y Monteverde es responsable en gran parte de la violencia posterior.

 

Vayamos a inicios de 1813, durante la Campaña Admirable. ¿Ya aquí Bolívar se muestra a si mismo como un militar brillante?

 

Yo creo que no. Bolívar empieza a figurar en los anales de la historia militar posteriormente con algo bien importante y digno de atención: la Batalla de Boyacá. Durante la Campaña Admirable fue más una situación de escaramuzas que de gran organización militar, no es Bolívar todavía el comandante militar que va a ser después, aunque ya empieza a acumular prestigio.

 

Y cuál sería su diagnóstico de la dictadura bolivariana de 1813, ¿fue una exigencia de las circunstancias o el producto de una ambición desbordada?

 

En la Nueva Granada Bolívar adquiere el compromiso de volver a la República de 1811 y no lo cumple. Cambia los planes, se empieza a entender a si mismo como un relojero que arreglará a Venezuela y, de la mano del concepto roussoniano de la “voluntad general”, decide gobernar por su cuenta. Ya ese tipo de argumentos nos indican como aquel joven se consideraba superior a los demás, con un mayor entendimiento de la situación que sus semejantes.

 

Debido a la extensión de la entrevista debo acabar aquí la transcripción. La versión completa la conseguirán en el Podcast de Hechos Latinoamericanos.

 

 

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