DIRECTV: La negociación posible. Por José Lombardi (@lombardijose)

Después de que la señal de DIRECTV saliera del aire en Venezuela, la confiscación de los equipos de la empresa y hasta la privación de libertad de altos ejecutivos de la misma, lo impensable ocurrió, la señal de esta importante empresa norteamericana volvió a los hogares venezolanos, ante esta situación que parecía imposible revertir debido a las sanciones impuestas por los Estados de Unidos sobre Venezuela nos preguntamos: ¿cómo fue posible que esto ocurriera? e:

NEGOCIACIÓN y/o ACUERDO es la respuesta, por más detalles que quisiéramos incluir en este caso del retorno de la señal de DIRECTV a Venezuela, la verdad que se impone es que las partes en conflicto se sentaron a negociar y lograron un acuerdo común para todos, el objetivo común se traduce en satisfacer parcial o totalmente el interés que aspira cada una de las partes, es este el verdadero espíritu de la negociación y lo contrario sería la imposición de un interés sobre otro lo que traería el conflicto.

En este caso específico las partes involucradas fueron el Gobierno de Venezuela encabezado por Nicolas Maduro, el otro Gobierno de Venezuela encabezado por Juan Guaido, el Gobierno de los Estados Unidos encabezado por Donal Trump, la empresa prestadora del servicio encabezada por AT&T, la empresa operadora del servicio en Venezuela encabezada por Scale Capital S.A y por último los beneficiarios del servicio encabezado por los usuarios venezolanos. ¿En este orden que ganó y perdió cada parte con la restitución del servicio? Maduro restituyo la señal de Venezolana de Televisión (VTV) en un alcance de 2.5 millones de usuarios, pero perdió varios canales aliados a él como es el caso de Telesur, además logró cambiar a la anterior empresa operadora nacional  que seguramente le incomodaba, en el caso de Guaido ganó legitimidad frente a sus seguidores a quien les había prometido el regreso de la señal pero perdió canales aliados como el caso de CNN y NT24, en relación a AT&T y a Scale Capital es evidente que su ganancia fue un buen negocio generador de importantes dividendos, definitivamente  2.5 millones de suscriptores no es cifra despreciable, en el caso de los Estados Unidos ganó en  apoyar a una empresa norteamericana que además de generarle importantes impuestos les permite tener una presencia mediática en Venezuela, sin dudas la televisión y el entretenimiento a través de señales de este tipo son maneras de exportar cultura, finalmente los usuarios ganaron la restitución del servicio, una fuente de entretenimiento hoy más necesaria que nunca en estos tiempos de pandemia y crisis. Como pueden ver, en una negociación y/o acuerdo todos ganan, quizás unos más satisfechos que otros, pero ganadores todos, definitivamente la mejor pelea será aquella que se evite o como el famoso enunciado de que más vale un mal arreglo que un buen pleito.

Este caso nos permite creer que es posible la negociación política en Venezuela, para ello será necesario el reconocimiento mutuo de las partes en conflicto y recuperar el diálogo honesto y desprendido que permita alcanzar acuerdos mínimos enmarcados dentro de la Constitución y las leyes, así como los fundamentos básicos de la Democracia, países como Noruega han insistido en retomar el diálogo perdido entre las partes y se han colocado como actores neutrales para facilitar que este se recupere, la clave en el éxito de la negociación como lo dijimos en líneas anteriores estará en la voluntad de las partes de ganar/perder a cambio de satisfacer parcial o totalmente sus intereses, la otra manera es continuar en el conflicto irracional de arrasar uno contra el otro que en caso de que una de las partes lo logre el costo sería más alto de él  que estamos pagando ahora. Los peores enemigos de los acuerdos son el radicalismo, la intolerancia, los prejuicios, el odio entre otras miserias mientras el mejor aliado será reconocimiento mutuo o en un sentido más romántico el amor verdadero, el filósofo Bertrand Russell nos recuerda que el amor siempre será mejor opción que el odio porque en él hacen falta que dos o más personas se pongan de acuerdo mientras que en el odio será suficiente la voluntad de una parte sin tomar en cuenta a la otra lo que seguramente traerá el conflicto que destruye. Seguimos apostando a la Esperanza como un dogma de FE, renunciar a ella es renunciar a Dios, renunciar a Dios es renunciar a la vida y renunciar a la vida es perderlo todo, es la negación absoluta de nuestro propio ser.

José Lombardi / @lombardijose

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