Relato de sobreviviente incrimina a líder de Tupamaros en homicidio de pescador

Una embarcación con motor y demás implementos para la pesca le había dado el secretario nacional del partido Tupamaro, José Pinto, a cinco pescadores de Chuspa, en la parroquia Caruao.

Todos trabajaban desde hace bastante tiempo para él, quien además los solía financiar con recursos para la compra de enseres y electrodomésticos como neveras, televisores, entre otros.

Sin embargo, con la pandemia por COVID-19 y la cuarentena, que comenzó a mediados de marzo, los pescadores dejaron de faenar debido a la falta de gasolina y fue así como se les hizo imposible pagarle los préstamos que les había hecho el líder del partido de izquierda.

El relato pertenece a Juan Romero, conocido en el pueblo como “Juancito Parroquiano”, quien además era el capitán de la embarcación de Pinto.

Dado que estos jóvenes no tenían cómo pagar los dólares que habían recibido, el también diputado del Consejo Legislativo de Vargas tomó la decisión de llevárselos a trabajar a La Tupañera, finca de su propiedad situada en El Trapiche, del pueblo costero. “Tenían que pagar lo que debían, que eran muchos dólares”, informó un allegado a “Juancito Parroquiano”.

“Se les veía poco por el pueblo. Solo tenían libre un día a la semana para ir a sus casas. Estaban como presos, como esclavos”.

Fines de semana de finca y de fiestas

La fuente indica que todos los fines de semana iba José Pinto hasta su finca junto a dos escoltas. Se trasladaba en su Toyota Hilux, color blanco, último modelo. “En su parcela hacían parrillas, fiestas y demás”

Precisamente los hechos ocurrieron un sábado. El pasado 23 de mayo todo marchaba como de costumbre: parrilla, fiesta y diversión. Sin embargo, el secretario nacional del partido Tupamaro se fue a dormir quedando los cinco pescadores con los dos escoltas.

“Ese día se generó un altercado, puesto que señalaban al capitán de la embarcación y al resto de los trabajadores de desviar -antes de la llegada del coronavirus- parte del pescado que era de Pinto”.

La información que manejaban era que supuestamente “vendían el 10% de esas especies para quedarse con ese dinero. Por eso Pinto consideró que lo estaban robando. La orden que habrían recibido los escoltas era de someter a Juancito Parroquiano y hacerle saber que ellos conocían de ese presunto desvío de pescado. Debían darle una lección”.

A Juancito Parroquiano lo amarraron, lo golpearon. “Al resto de los pescadores los obligaron, bajo amenaza de muerte, que debían golpearlo también ‘porque este fue el que robó al comandante (Pinto)’, decían los escoltas. Sin embargo, el adolescente se negó. Por eso también lo amarraron y lo sometieron. Ambos recibieron golpes de los dos escoltas y de los tres pescadores hasta dejarlos casi inconscientes”.

No obstante, en un descuido Juancito Parroquiano aprovechó de escaparse. Actualmente está en su casa. Desde ese momento tanto él como sus familiares han recibido llamadas de amenazas y amedrentamiento para que no denuncien lo ocurrido. Incluso, en un principio el propio Pinto le costeó las medicinas para que se recuperara de los golpes que recibió en su finca.

Los tres fugitivos son conocidos en el pueblo de Chuspa como Xavier “Macuto”, “Jesusito” y “Cachete”.

Perro del adolescente desaparecido dio con sus restos

Un bolso contentivo de unos zapatos deportivos y un pañuelo fue la primera pista. El hallazgo fue posible porque el olfato del perro del adolescente desaparecido lo llevó hasta la finca La Tupareña, propiedad de Pinto la madrugada de este viernes.

Allí, finalmente, sus familiares dieron con sus restos. La víctima respondía al nombre de George Henry Soto Berroterán, de apenas 16 años.

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