EE UU ofrece hasta 10 millones de dólares por datos sobre Jesús Santrich e Iván Márquez

Estados Unidos ofrece recompensas de hasta 10 millones de dólares por información que permita el arresto o la condena de Seuxis Pausias Hernández Solarte, alias Jesús Santrich, y Luciano Marín Arango, alias Iván Márquez, exjefes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, informó este jueves el secretario de Estado, Mike Pompeo.

El funcionario estadounidense señaló que ambos, prófugos de la justicia, abandonaron el proceso de paz y resaltó que tienen una larga historia de participación en actividades de tráfico de drogas, que terminó en las acusaciones penales en su contra

Pompeo subrayó en un comunicado que Washington comparte la preocupación de Bogotá de que el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela está presuntamente brindando apoyo a grupos armados ilegales de Colombia.

«Continuaremos los fuertes esfuerzos de intercambio de información y desarrollo de capacidades de las fuerzas del orden público de Estados Unidos y Colombia. Son esenciales para interrumpir y desmantelar las organizaciones criminales transnacionales que operan en la región», expresó.

El Departamento de Estado señaló que las recompensas se ofrecen bajo el Programa de recompensas de narcóticos. Indicó que más de 75 traficantes de narcóticos importantes han sido llevados ante la justicia bajo esta modalidad.

Santrich, en el 23 de Enero

Santrich está refugiado en la parroquia 23 de Enero del oeste de Caracas, aseguró el 25 de mayo Iván Simonovis, comisionado especial de Seguridad e Inteligencia del gobierno interino del presidente (e) Juan Guaidó.

Simonovis explicó que Santrich se moviliza en la capital bajo la protección del régimen de Maduro: está custodiado por el colectivo La Piedrita y tutelado por Valentín Santana. Estas afirmaciones las respaldó con fotos del guerrillero en el sector caraqueño.

El comisario indicó en ese momento que el guerrillero estaba en el bloque 28, letra B, piso 14, apartamento 14-07 14-08. Advirtió que en la azotea de dicho edificio fue colocada una ametralladora para cuidarlo.

«Esta información la obtuvimos porque pudimos infiltrar el colectivo La Piedrita, así que no solo tenemos las fotos sino que sabemos las reuniones que hacían, con quién se reunían y de qué hablaban», expresó.

El Nacional

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