Cadáver hallado en un costal en Táchira corresponde a joven colombiano desaparecido

Una vez se aclaró una dramática situación que surgió con respecto a la identidad de una persona degollada, cuyo cadáver dejaron en un costal hace unos días en territorio venezolano, a unos cien metros del puente internacional Francisco de Paula Santander, se determinó que el mismo corresponde a Brayan Stiven Montero, el joven colombiano de 22 años que desapareció el 17 de febrero, entre El Escobal y Ureña.

La confusión a la que se hace mención tiene que ver con que los familiares de Édgar Durán Guerrero, otro hombre desaparecido desde el mediodía del miércoles 19 de febrero, en El Escobal, creyendo que el cadáver hallado en el costal era el suyo -además del dolor de saberlo muerto-, pagaron a una funeraria para que efectuara el levantamiento, pero más tarde, en Medicina Legal, les informaron que no era su cuerpo.

La noticia los alentó un poco, pero la angustia de no saber dónde está les regresó. A Durán Guerrero lo vieron por última vez en el barrio El Escobal; su teléfono celular está apagado, lo cual preocupa a sus seres queridos, por cuanto no acostumbra a desconectarse y desaparecer de esa manera y por tanto tiempo.

¿Posible conexión?

Importante mencionar que Durán Guerrero trabaja en Ureña, comprando y vendiendo repuestos para vehículos, y por ello sus familiares no descartan que se lo hubieran llevado por la fuerza de esa población fronteriza. Siguen buscándolo.

Pero, casualmente, Brayan Stiven Montero, el muchacho que ya se confirmó es la víctima que hallaron en un costal debajo del puente, había viajado desde su natal departamento de Bolívar, al norte del país neogranadino, hasta la frontera con Táchira, con el objetivo de comprar algunos repuestos para vehículos.

El propósito inicial era solo llegar hasta Cúcuta, pero una vez allí se comunicó por teléfono con la familia, para avisarle que cruzaría hasta Ureña.

En esa última comunicación, cerca de las 10 de la mañana, Brayan dijo que tomaría por El Escobal para llegar a Ureña, pero a partir de ese momento no se volvió a saber de él.

No es improbable que la desaparición de ambos hombres -Édgar y Brayan- y el tema en común de los repuestos para vehículos, pudieran haberlos conectado, de alguna trágica manera.

La Nación

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