El espejo de Venezuela. Por Mitzy Capriles de Ledezma

Los males del populismo están esparcidos por todos los continentes. Ya no se puede
localizar su epicentro en países latinoamericanos, donde décadas atrás, las espadas
militaristas se imponían, dando paso en algunos casos, a los caudillos que propugnaban
esa perversa manera de entronizarse en el poder.

Si algo ha quedado reconfirmado en esta nueva gira internacional de Juan Guaidó, es que
Venezuela es víctima de esa anacrónica receta que encubren con los empaques de
"revoluciones o procesos inspirados en el socialismo". Son una secta entrenada para las
más descaradas simulaciones. Expertos en aparentar ser respetuosos de las reglas del
juego, de las que se valen sinuosamente para alcanzar el poder, ya no por las vías de las
fracasadas guerrillas alentadas por Fidel Castro, como lo intentó hacer en los comienzos
de los años 60 en mi país, sino que esos métodos fueron dejados de lado, para ensayar el
mecanismo de la participación electoral, cabalgando en los lomos de la democracia que
les abre sus cauces desde donde navegan hasta llegar a puerto seguro.

Luego estos populistas disfrazados de salvadores, con mucha precisión arponean esa
misma democracia, hiriéndola de muerte y así comenzar a darse la Constitución que mas
les convenga, al mismo tiempo que redactan y promulgan, irregularmente, una hilera de
leyes acomodadas a sus ideas deleznables para apoderarse de las instituciones de un
Estado que debilitan, dejándolo sin base jurídica, sin separación de poderes, pero sí, con
un aparataje manipulado por los jerarcas comprometidos con la dictadura, que comenzará
a establecerse para que el caudillo, suerte de falso mesías, sea la deidad de un pueblo al
que le cantarán estribillos edulcorados que le resultaran atractivos al principio, pero luego
de unos años, experimentarán las amarguras que arrastra en sus entrañas, semejante
esperpento populista.

Al momento que escribo estas líneas, Juan Guaidó finaliza un exitoso recorrido por Europa
y América, dejando claramente caracterizado el régimen encabezado por el dictador
Maduro. Es una “Corporación Criminal”, ha sostenido Juan Guaidó, fincado en argumentos
sólidos. No sólo pedimos apoyo para superar esta desgracia incubada en ese maléfico
proyecto populista, sino que presentamos nuestro patético caso como un espejo en que
deben mirarse los líderes políticos y los pueblos de las naciones visitadas por Guaidó.

Que tengan clara la advertencia esos países, incluso aquellos que disfrutan de
democracias estables que han generado progreso para sus ciudadanos, porque "el diablo
anda suelto" y se aprovecha de las debilidades de los gobiernos de turno, fomentando
diferencias que dejan heridas para luego beber del desangramiento de instituciones
nobles que socavan para treparse sobre las ruinas de la democracia.

 

Mitzy Capriles de Ledezma

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...