Igual que Bolívar. Por Jesús Rangel Rachadell (@rangelrachadell)

Imagínense a unosjóvenesdirigentes venezolanos que van a Londres a tratar de reunirse con el gobierno británicopara pedir ayuda por la libertad de Venezuela. Estos muchachos logran una entrevista privada con un alto funcionario y obtienen el compromiso de ejercer presiones. Mientras tanto, el gobierno de Caracas protesta por las gestiones que están realizando. No me refiero a Juan Guaidó, eso hicieron Simón Bolívar, Andrés Bello yLuis López Méndez, en 1810.

Sin embargo, si unos muchachos salen a pedir intervención militar todos los critican. Resulta que Bolívar pidió al Gobierno de Cartagena que lo autorizaran para intervenir en territorio del Gobierno de las Provincias Unidas de Venezuela, se efectuó la batalla de Cúcuta y lo nombraron brigadier.

Si el presidente de Estados Unidos dijera de un venezolano que adquirió la reputación de ser un gran estudioso de un hombre de conocimiento universal, lleno de sagacidad, una mente inquisitiva con una insaciable curiosidad. Que su tema de conversación permanente era la libertad de su país, su inmensa riqueza, sus recursos inagotables, su innumerable población, su impaciencia bajo el yugo, y su disposición a quitarse de encima la dominación extranjera. Usted pensaría que se refiere a Guaidó, pero no, esto fue lo que dijo John Adams sobre el viaje de Miranda a tierras norteamericanas.

Para colmo, si el gobierno de Maduro pide negociaciones no hay garantías de que haga al igual que Domingo de Monteverde, quien incumplió los compromisos que hizo a Francisco de Mirandaen su armisticio de 1812, entendido por los españoles como la capitulación de San Mateo. Tan es así, que en la cláusula tercera dice: No podrán ser aprehendidos, juzgados ni sentenciados a ninguna pena corporal ni pecuniaria, las personas que se crea o juzgue que han promovido y seguido la causa de Caracas en estas provincias…, y el general español respondió: Las personas y bienes que se hallen en el territorio no reconquistado serán salvas y resguardadas; dichas personas no serán presas ni juzgadas. Preso el generalísimo luego muere en una cárcel en España. Puras promesas y no cumplieron, al igual que el gobierno de Maduro. ¿Qué pasó con la liberación de los presos políticos?Espero que estos chavistas, indignos hijos políticos de Monteverde, algún día respeten sus promesas.

Los gobiernos que apoyan al presidente de la Asamblea Nacional dicen que no quieren una salida violenta y que el problema venezolano debe serresuelto mediante elecciones. Este razonamiento me recuerda al de Gran Bretaña entre 1810 y 1817, una supuesta neutralidad que, en esa época, se tradujo en voluntarios, veteranos de guerra, oficiales, armas y pertrechos. Aunque puede existir una la ley como la de 1819 que limite el reclutamiento de súbditos británicos sin el permiso de la Corona.

El problema es que el dictador no nos permite resolver nuestras diferencias como lo hacen los pueblos civilizados (así se expresaron Bolívar y Morillo en el Tratado de Armisticio y Regularización de la Guerra). Por ejemplo, todo lo relacionado con la designación de los rectores del Consejo Nacional Electoral es una trampa, más cuando el Tribunal Supremo de Justicia reiteró en enero de 2020 que los actosde la Asamblea Nacional resultan manifiestamente inconstitucionales y, por ende, absolutamente nulos y carentes de toda vigencia y eficacia jurídica, incluyendo las leyes que sean sancionadas, mientras se mantenga en desacato a las sentencias de ese tribunal. La designación del Poder Electoral la hará el TSJ y seguiremos con la ficción de ser una República.

El presidente de la Asamblea Nacional en funciones de presidente de la República, Juan Guaidó, puede parafrasear el Decreto de Guerra a Muerte, expresando:

Todo (militar) que no conspire contra la tiranía en favor de la justa causa por los medios más activos y eficaces, será tenido por enemigo y castigado como traidor a la patria, y por consecuencia será irremisiblemente (detenido). Por el contrario, se concede un indulto general y absoluto a los que pasen (a la oposición) con sus armas o sin ellas; a los que presten sus auxilios a los buenos ciudadanos que se están esforzando por sacudir el yugo de la tiranía. Se conservarán en sus empleos y destinos a los oficiales de guerra y magistrados civiles que proclamen el Gobierno de Venezuela y se unan a nosotros; en una palabra, los (chavistas) que hagan señalados servicios al Estado serán reputados y tratados como (opositores).

No sé si nos dirigimos hacia un conflicto de mayores proporciones, pero a veces la historia nos hace unos guiños curiosos.

Jesús Rangel Rachadell / @rangelrachadell

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