“Mi hijo no se quiso ir del país por seguir estudiando y me lo mataron”

“Mi hijo era un ángel, por eso Dios se lo llevó tan temprano”, decía desconsolada la madre de Geraldo José Ledezma Mago, el joven que la tarde del miércoles fue asesinado dentro de la Universidad de Oriente (UDO), Campus Los Guaritos de Maturín.

Los sueños del estudiante del sexto semestre de Ingeniería en Sistema, de querer superarse, ser un excelente profesional y sacar a su mamá hacia adelante, fueron truncados por el hampa esa tarde gris cuando el sonido de dos balazos y los gritos desesperados de una muchacha pusieron en alerta a los pocos estudiantes y docentes que para las 2:30 pm, se encontraban dentro de las aulas.

En uno de los pasillos del edificio Comunal de Desarrollo Estudiantil quedó tirado el cuerpo del joven a quien su papá y familiares le decían “El Alcalde que todos queremos”.

“Un tiro se le da a un choro que esté robando, no a un estudiante”, reclamaba la progenitora de Lozada, quien a tempranas horas del miércoles despidió a su hijo con la bendición luego de prepararle el desayuno.

“Él quería ser grande, le arrebataron los sueños de ser el mejor ingeniero que el mundo conociera”, pronunciaba la dama en medio de su amargo llanto.

Asimismo resaltó “mi hijo no se quiso ir del país por seguir estudiando aquí y me lo mataron”.

Geraldo rechazó la oferta de salir de Venezuela porque estaba muy avanzado en su carrera, “no me quiero ir de aquí con las manos vacías, sin un título, ya voy avanzado en mi carrera y no te voy a llevar por allí a pasar trabajo. Mi hijo soñaba lejos, muy lejos”.

La felicidad desapareció de la vereda 2 de Brisas del Orinoco, donde vivía el muchacho; un escalofriante silencio arropaba de extremo a extremo el lugar, sus vecinos se acercaban con gruesas lágrimas hasta la casa de su madre para darle sus condolencias, aún no podían creer lo que le había ocurrido a Geraldo.

La dama no comprendía lo que ocurría, puesto que Geraldo no tenía problemas con nadie y había salido de su casa bien temprano a trabajar y luego cumplir con sus clases, “solo me dijeron que estaba herido”.

“Este dolor no se lo deseo a nadie. Esto es muy fuerte. Se te desgarra todo y se derrumba tu vida y que sea de esta forma”.

Hechos

Dos sujetos de tez morena aprovecharon la soledad de la UDO para acercarse hasta Geraldo y su novia, quienes se dirigían hacia los lados del comedor de la Casa Más Alta de Oriente. Iban a quitarle el teléfono celular a su acompañante, pero él la apartó del medio para defenderla, recibiendo los tiros fulminantes.

La joven, también estudiante de la UDO relató que “las últimas palabras de Geraldo hacia los delincuentes fueron -Dios te bendiga-”.

Tras el ataque, los sujetos abordaron un vehículo, muchos dicen que iban en un Corolla dorado, para escapar de las instalaciones de la casa de estudios.

¿Quién era Geraldo Lezama?

La infancia del Udista no fue como la de cualquier otro muchacho, “para él no tuvo momento de correr bicicleta o de salir a fiestas, su rutina era estudiar, estudiar y leer. Sus juguetes eran los libros, su computadora y el internet”, contó Alejandra Marcano, madrina de Geraldo José.

De acuerdo al testimonio de Marcano, Geraldo era un muchacho tranquilo, sano, sin vicios ni problemas con nadie, “nunca lo vieron sentados en la acera del frente de su casa o en una esquina, su pasatiempo era estudiar”.

“Cuando era niño, mis tardes se las dedicaba a leer cuentos, como no sabía leer me decía -madrina léeme esto-”, acotó Marcano.

Sus vecinos lo recuerdan como un ejemplo a seguir, por sus buenos modales y educación, “a todo el mundo saludaba, así no lo tratara, lo hacía por educación. Muy carismático y siempre con un hermosa sonrisa”.

Quería echar pa’ lante

Cuando se graduó de bachiller, con muy buenas calificaciones, prometió a su padre, quien falleció hace tres años, ser un ingeniero; tenía metas y se dedicó a luchar por eso.

La inocencia estaba intacta en aquel muchacho lleno de esperanzas y un futuro prometedor; aún conservaba varias figuras de colección y unos peluches en su cuarto.

En la mesa de la computadora conservaba varios dibujos y un papel donde escribió sus metas a lograr entre 2019 y 2020; al final de la hoja, colocó -Dios mediante-.

Entre sus propósitos estaba una PC Intel; 5- 4GB RAM -1GB vídeos, un teléfono Samsung A20, un nintendo 3DS, una micro SD16Gb y un nintendo Switch. Los cuerpos de seguridad no se han pronunciado sobre el caso, pero siguen las investigaciones.

El Periódico de Monagas

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