Luis Enrique retoma la selección de España y asegura que “Robert Moreno fue desleal”

El 29 de marzo España jugó en Malta su segundo partido de clasificación para la Eurocopa de 2020. Ese día Luis Enrique recibió la peor noticia de su vida. Su hija Xana, de nueve años, padecía una enfermedad terminal. El seleccionador español abandonó la concentración precipitadamente y Robert Moreno, su mano derecha, asumió el cargo de forma interina.

Luis Enrique regresó este miércoles a su cargo tras ocho meses de sufrimiento. El 29 de agosto falleció su hija y en septiembre rompió su relación con Moreno, el hombre que le sucedió en el banquillo en circunstancias y bajo condiciones nunca demasiado aclaradas, tal vez por la complejidad intrínseca de la situación. “Robert Moreno fue desleal”, juzgó Luis Enrique, más delgado que de costumbre pero trasluciendo energía, en la conferencia de prensa multitudinaria que ofreció en Las Rozas. Lo secundó Luis Rubiales, el presidente de la federación, y José Molina, el director deportivo.

Luis Enrique tomó la palabra para iniciar el acto con una exposición desgarradora. “Es un día muy especial para mí y mi familia”, comenzó. “Vuelvo a terminar un proyecto que inicié en su momento [fue nombrado en 2018, tras el Mundial de Rusia]. Me veo obligado a dar muchas más explicaciones de las que me hubiera gustado. Soy una persona que huye de polémicas. Pero me veo obligado porque esa polémica está generada por una persona que trabajó conmigo durante muchos años dentro de mi staff. Intentaré ponerme en su lugar, no solo en el mío. El único responsable de que Robert Moreno no esté hoy en mi staff soy yo. Ni Luis Rubiales ni José Molina, ni la federación, han tenido nada que ver en esta decisión”.

“El desencuentro con Robert Moreno acontece el 12 de septiembre”, prosiguió. “Es el único día que tengo contacto con él en estos meses. Nos reunimos 30 minutos en mi casa. Me pidió que quería hacer la Eurocopa. Desgraciadamente no me pilló por sorpresa. Lo veía venir. Intenté ponerme en su lugar: lo entiendo. Entiendo que le haga ilusión ser seleccionador nacional, entiendo que sea la oportunidad de su vida, porque ha trabajado mucho y es ambicioso, y ser ambicioso en esta sociedad es una cualidad a valorar. Pero para mí es desleal. Yo nunca lo haría. No quiero a nadie con esas cualidades en mi staff. La ambición desmedida no es buena en mi staff. Le respondo que ya nunca más le veo como segundo en mi staff y le digo que estoy fuerte. Que quiero volver a trabajar. Que no sé si tendré ofertas. Que lo tengo claro. Que voy a volver al fútbol. Acabamos la reunión de manera cordial. Sin problema. Y a continuación llamé a cada uno de los miembros de mi staff porque quise darles mi opinión”.

“Me mantengo férreo en lo que considero cuáles son mis ideas y mis valores», señaló el seleccionador. «La federación nunca me ha ofrecido volver ni he llamado al presidente ni a Molina, ni a nadie, ni he dejado que terceras personas llamen en mi nombre para ofrecerme”.

“Todo esto cambia a finales de octubre cuando me llaman el presidente y Molina para que nos veamos en Zaragoza», explicó. «Tuvimos una reunión muy agradable. Siempre recibí muestras de cariño y lealtad de todos en la federación. Las primeras palabras que les dije fueron: ‘Estáis exentos de cualquier compromiso conmigo’. Ellos me mostraron su interés de que pueda volver y yo les expuse mi punto de vista. En Zaragoza: ellos perciben claramente que sí que quiero volver; que estoy preparado y tengo ganas”.

“No me siento orgulloso del modo en que acaba esta historia», concluyó. «No me gusta ver sufrir a las personas. Me siento responsable de esto”.

«Rápidamente me di cuenta de que la vida continúa»

En los últimos tiempos han ganado fama las apariciones públicas de entrenadores de fútbol muy célebres que rompen a llorar sin venir a cuento. Vestido con traje gris, camisa blanca y corbata negra, Luis Enrique se mantuvo firme. «Estoy muy bien anímicamente», zanjó. «A nivel profesional muy ilusionado». No hizo ni una sola concesión a la galería. No buscó la complicidad de la audiencia. Al contrario, parecía el hombre más optimista de la sala, en contraste con el tono pálido de Rubiales y Molina, que a su lado parecían conmovidos.

Robert Moreno fue finiquitado el martes 20 de noviembre, al día siguiente de la conclusión de la fase de clasificación de España, cerrada con victoria ante Rumanía en el Wanda. El mismo 20, Rubiales comunicó el regreso de Luis Enrique. El técnico saliente no quiso dar demasiadas explicaciones y se limitó a emitir una nota de despedida bastante conciliadora.

«En la vida las situaciones te dan pie para conocer a las personas», replicó, cuando le preguntaron cómo fue posible que depositara tanta confianza en un hombre como Moreno, al que ahora considera desleal. «Ves quien es tu amigo y quien no. Yo estoy seguro de que no lo haría».

Luis Enrique anunció que acaba de firmar un contrato que le vincula a la federación hasta «después del Mundial de Catar», de 2022, y que no tendría inconvenientes en seguir más allá, si todos están conformes. Informó además de que el gaditano Jesús Casas, hasta ahora su analista, pasará a ocupar el cargo de Robert Moreno como segundo entrenador de España. Indicó también que suma a su equipo a Aitor Unzué en calidad de analista. Por lo demás, dijo que su «staff» permanecerá inalterado. «Hace un año sí que hubo que hacer cambios», dijo. «Ahora hay que seguir en la misma línea. Tenemos un gran equipo».

El asturiano, que participó en un par de carreras ciclistas desde agosto, está casi en los huesos. Contó que empleó el deporte, «que es un arma muy bestia», para superar el golpe de la pérdida de su hija. Y advirtió que tanto para él como para su familia la mejor manera de afrontar el duelo fue regresar pronto a la actividad normal. «Rápidamente me di cuenta de que tenía ganas de volver a recuperar la vida y de seguir haciendo lo que más me gusta», dijo. «Relacionarme con el fútbol, competir y demostrarle a mi familia que la vida continúa».

El seleccionador admitió que el planteamiento de Moreno, diciéndole que quería permanecer como primer seleccionador hasta la Eurocopa del próximo junio, le pareció inadmisible y le estimuló a volver cuanto antes. «Pensé en aguantarme», reconoció Luis Enrique; «pero habría sido falso por mi parte».

El País

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