El Futuro de los Estados Nacionales. Por Albert  Geovo (@aegeovo)

Los hechos sociales que vienen sucediendo durante los últimos 200, son el resultado de un largo recorrido de los adalides, que, con el estudio y revisión de la filosofía, la historia y la ciencia, tienen los resultados que hoy nos presenta el mundo, resultados no muy positivos en algunas secciones del desarrollo de la humanidad, pero si optimistas en algunos otros aspectos, cuanto al desarrollo se refiere en muy pocas naciones.

Los Estados Nacionales, son el resultado de procesos evolutivos y entrópicos de los antiguos reinos del mundo. La humanidad, ha venido dando saltos hacia adelante y hacia atrás en el entramado social de aspectos tan elementales como el modus vivendi de las personas, hasta el día de hoy, aún se debate cual es el mejor Sistema de Gobierno para las personas. En el mismo sentido rescribir la historia y adaptar las sociedades a nuevos regímenes de gobiernos unos más viables y autosustentables que otros, ha sido necesario para el sostenimiento del sistema político.

Se puede pensar que las sociedades con todas sus demandas y ofertas son la raíz de las organizaciones nacionales y plurinacionales de un continente y del mundo en sí, pensamiento que se viene trabajando de un modo progresivo e imperceptible para la inteligencia promedio de un ciudadano con estudios avanzados universitarios.

De la misma manera, no debe parecer raro, observar ciudadanos con la más alta escala de estudios académicos, con un pensamiento separado de la realidad, divagando es posturas unas con asidero en tesis del siglo XIX, XX y otras posturas arregladas a los intereses del establishment.  Además, que, a estas alturas del desarrollo tecnológico, de la ciencia, la comunicación y la información, no cabe la proposición en el estudio de las sociedades, de expresar: “no sabíamos de los crímenes de miles de personas por causa de políticas públicas, implementadas por éste o aquel sistema o régimen político de gobierno”.

La sociedad está bien documentada tanto en teorías, relatos y experiencia vivida de lo positivo y negativo de los sistemas políticos nacionales, y extraterritoriales  implementados en los países; mas sin embargo, se observa que a pesar de la información, el conocimiento,  y muchas veces la vivencia de las personas, no resulta suficiente ante la avalancha que suscita la ideología imperante en las naciones, donde termina prevaleciendo el mismo orden del sistema con más o menos los mismos términos de dominación; aceptados por toda la comunidad de actores políticos, académicos y personas en general, debido al sistema de creencias.

Las ideologías de hoy, bien sea la mal llamada derecha, que no es otra que la centro izquierda, y la izquierda en todas sus variantes blandas o duras, son las herederas de viejos sistemas absolutistas que no terminan de cerrar ciclos, por lo que tuvieron que repensarse por los promotores y herederos de aquel sistema, ya que había dado todos sus frutos en los siglos XVIII y comienzos del XIX, para darnos los resultados estatistas a los que hoy se subordina el mundo tanto en Occidente como en Oriente, acondicionado, claro está, a los valores y símbolos culturales de cada cultura.

Por otro lado, resulta amargo para el común de las personas el darse cuenta que han sido engañados, y están siendo abrumados por factores del poder, con predisposición estatista, cuestión que suscita una tremenda lucha interna entre todas las personas, que terminan descubriendo que durante siglos de historia vienen cumpliendo al pie de la letra los mandatos de la agenda mundial, con sus reglas, normativas, tratados, contratos, convenciones, acuerdos, pactos y arreglos que inciden de forma determinante sobre los destinos de las naciones, ubicando al ciudadano en una posición de vasallos desde la cuna a la tumba frente al Estado.

Más reglas, más normativas, más limitaciones a las libertades ciudadanas, es el leitmotiv, de los regímenes de gobierno dentro del sistema político mundial, con el ropaje de las ideologías que terminan siempre persuadiendo la consciencia de las personas a un estado de consciencia permanente de esclavitud condicionada, mas a pesar de ello, el ciclo de vida del totalitarismo, pese a todos los astronómicos esfuerzos propagandísticos, publicitarios del Estado benefactor, empieza a agostarse por la alternativa no sólo de reducir el Estado a su mínima expresión, sino que por contraposición a desaparecer.

Cuando se revisa la naturaleza de las constituciones nacionales y de los diferentes Estados, se aprecia que todas tienen más o menos los mismos principios y valores, en el fondo y en sus instituciones, cosa que lleva más de ochocientos años de historia, pero en ninguna constitución, a pesar de, sus valores y principios liberales que se puedan alcanzar, se desmaterializa el Estado, como elemento opresor de las libertades naturales de las personas, sino que por el contrario se refuerza la idea, el valor de la entidad e instituciones estatales todopoderosas que muchas de ellas, ya para nuestra fecha de desarrollo tecnológico y de razonamiento lógico resultan paradójicas, siendo la única razón para su existencia, la subordinación a una entidad superior sin justificación legitima, ante el nivel enorme de limitaciones de los ciudadanos.

Las Democracias, empiezan a cuestionarse, y con ellas el voto, que en vez de ser un elemento liberador de las tiranías de los diferentes Estados Nacionales, terminan sirviendo a sistemas estatales tan opresores incluso más que los mismos absolutismos de vieja data; como también, es falso, que el absolutismo terminó con la irrupción en la escena mundial de las revoluciones de Francia o Rusia e incluso India, sólo hubo un cambio de actores en la nueva geopolítica mundial, propiciado por los mismos mentores del poder central del sistema político, que establece sus instrucciones de acuerdo a los acomodos que se hayan originado.

Si se retrocede en los anales de la historia, se pueden reconocer las personas, en las imágenes de cualquier sociedad más o menos organizada, donde siempre va a existir la figura suprema de un Estado y un pueblo o nación, el primero un opresor, mientras el segundo, oprimido, por las demandas del primero para su supervivencia, desafortunadamente las personas no son formadas para prestar atención a éste detalle reincidente en todas las sociedades y culturas, sino incluso, se piensa que alguna vez en un pasado remoto fue distinto, donde encontramos gente culta que evoca los clásicos griegos, latinos en remembranza de ese pasado que no existe.

Las ideologías bajo el ropaje de la filosofía política, tal como si fuese una religión, que de hecho lo es, ha servido como canal para deslumbrar, confundir, desorientar, y generar cambios equivocados de consciencia, al nivel de generar alucinaciones individuales y colectivas en la humanidad, sumiéndolos en una obediencia ciega, pocas  veces registrada en la historia,  al orden imperante,  sin rechazo, más que el de las necesidades básicas que son alimento, vestido y vivienda, cuando las persona está llamada a conseguir y generar más,  a través, de sus talentos latentes y muchas veces desarrollados en su vida.

El Estado ha venido variando en todas las civilizaciones y sociedades existente, y la humanidad viene dando oscilaciones entre reducir las funciones del mismo, o incrementar su poder, mas sin embargo, en los últimos diez siglos y en especial los últimos 200 años, se han creado unas estructuras megalíticas casi invariables en todas las naciones, a través, de instrumentos institucionales a los continuadores de la idea del Estado Mundial, hacer y deshacer a su antojo o al antojo del sistema  político mundial con predisposición estatista, a través, de las perennes organizaciones gubernamentales totalitarias de magnitud global.

Se hizo creer que, con los movimientos socialistas, que irrumpieron en el Imperio Zaristas de principio del siglo XX, se iba a minimizar el poder y alcance de los gobiernos sobre los ciudadanos, más las cartas estaban echadas, con la caída de la Dinastía Románov, asentada en el trono desde el siglo XVII, lo que hubo fue un reacomodo de la geopolítica mundial del pasado siglo, que vimos luego hacer eco, en todas las revoluciones de izquierda acaecidas en los demás Estados satélites de la Europa del Este, en la misma China de Mao, y en los insurgencia de movimientos izquierdistas en Sudáfrica con Mandela, además de los alzamiento de los movimientos guerrilleros en Sur América, eso sin olvidar mencionar la clara influencia del socialismo, en los países del Oriente Medio, que han tenido precedentes dinásticos, como es el caso de Damasco en Siria,  con la Familia al Ásad, y todos los precedentes en los países árabes de África, Medio Oriente y Oriente, que hasta el día de hoy, siguen combatiendo por el sostenimiento del poderío totalitario del que se han acostumbrado a lo largo del siglo acaecido, el siglo socialista sin recato alguno.

Mas todo esto, no ha sido gratis, ni mucho menos, poco oneroso, sino que hasta hoy se apuesta por avasallar a las naciones del mundo, a través, de las instituciones y leyes del Estado, además del endeudamiento que soportan los ciudadanos,  son parte de una orden mundial, que, de forma monástica, cumplen el plan maestro, lo más fiel posible a los intereses globalista de dominación mundial, tratando a todas las sociedades de las diferentes naciones como un ejército muy bien organizado, supeditado, a los intereses del sostenimiento del orden establecido, sin escatimar gastos y costos, en la ejecución de los planes de desarrollo de los objetivos y metas a corto, medio y largo plazo, el cual es poder dominar al mundo bajo un sólo gobierno, una sola bandera.

Asimismo,  es importante recordar que el sistema político totalitario, como ya se dijo, es la herencia del absolutismo y éste a su vez es la representación de la decadencia de las monarquías europeas, propiamente de Occidente, que desembocaran irremisiblemente en los que se conoció como el proceso independentista de las Colonias Españolas de América, que al igual que la irrupción de la revolución socialista en el siglo XX, anteriormente las revoluciones en las colonias, en vez de reducir el poderío que ostentaba el imperio Español, sobre sus súbditos, terminó recrudeciéndose el efecto, en todos los aspecto de la vida de las personas, ya que es vez de abolir  las violaciones a los Derechos Naturales, se crearon nuevas formas de esclavismo, incluso peores a los del mismo Imperio Español.

Además que es bien sabido,  que la independencia, permitió la creación de nuevas formas de gobernanza, que se conoció como el mercantilismo, y que, si bien ya no se contaba con el peso de las monarquías absolutistas, se manejaban casi las mismos formas institucionales y legales de orden social, político, económico y fiscal, que aun hasta la fecha persisten bajo el ropaje de otras formas como el neoliberalismo donde perviven aun las iniciativas de dominio que presenta el Estado supremo, como institución y como estructura de gobierno sobre las personas.

Las formas de innovación del Estado como ser supremo, de monarquías tiránicas, al absolutismo, luego al mercantilismo, para presentarse hoy con ideas renovadas bajo el ropaje de un neoliberalismo con democracia participativa, bajo los tentáculos de la agenda mundial, ha mutado ahora a algo que se denomina y es muy bien aceptado y aclamado por la elite política e intelectual del mundo, como el Estado benefactor, que no es más que las misma forma de dominio en el fondo, con otros matices para controlar a la población a unas naciones con más tolerancia y mejor estándar de vida, pero dominio al fin.

Albert  Geovo  /albertgeovo@gmail.com  / @aegeovo 

 

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...