Caminar de noche por el pantano. Por Eugenio Montoro

La situación política de Venezuela pareciera cercana a alcanzar un acuerdo de gobernabilidad, pero tan parecido a lo que soñábamos, diría mi abuelo español, como una ciruela a una nuez. Ambos son casi esféricos y comestibles pero la ciruela es lisa, suave y brillante y la nuez arrugada, dura y opaca. Veamos.

El último documento de la Asamblea Nacional para “corroborar la ruta política”, menciona el propósito de realizar unas elecciones con un nuevo CNE y un gobierno de transición. El escrito es muy preciso en mencionar que la AN tiene 167 diputados con lo que le da bienvenida al Polo escarlata, ausente por mucho tiempo, y establece así la fortaleza parlamentaria para respaldar un gobierno de transición en la seguridad de que nadie sea maltratado.

La parte central del documento ratifica la competencia de Guaidó sobre la oferta de acuerdo que se manejaba en Noruega, es decir el formar un gobierno de transición y (aunque no lo dice textualmente) que Guaidó deje la presidencia y Maduro deje su cargo. Poca duda existe de que este escrito es parte de los pasos acordados entre la AN y el régimen.

Si a la experiencia fuéramos el acuerdo no debería durar mucho y el régimen volvería a enredar el asunto con cualquier excusa, pero la diferencia, en esta oportunidad, es que a los rojos no les está gustando como se ve su futuro sin algún acuerdo salvador y por eso, en nuestra opinión, esta vez no habrá payasadas, salvo las verbales.

El próximo paso será renovar el CNE por parte de la AN y de seguida la formación de un gobierno de transición. Difícil es especular sobre el gobierno de transición, quienes lo formarían y que acuerdos mínimos se establecerían, pero, sin duda, sería el punto de inicio palpable en el camino hacia una selecciones decentes.

En la experiencia de otros países para gobiernos de transición multicolor, un bando se queda con los ministerios de economía, otro con los de seguridad y otro con los asuntos de protección social. En cualquier caso, su capacidad de actuación va a estar muy limitada pues resolver cualquier problema va a requerir mucho dinero y de eso habrá poco pues ningún inversionista verá con confianza esa mezcolanza política temporal. Así que nos pasaremos varios meses sin mucho cambio en espera de las elecciones. No es aventurero suponer, por la coincidencia en los tiempos, que las elecciones de presidente se realicen simultáneamente con las de la Asamblea Nacional a finales de 2020.

De manera que, si alguien había soñado con algo de tranquilidad lograda por un acuerdo y la rapidez en resultados, le debemos aclarar que vamos a caminar de noche y en un peligroso pantano pues no solo estarán las tremendas dificultades de un gobierno de transición sin dinero ni experiencia, sino que simultáneamente ocurrirá un enredadísimo proceso de campaña electoral. Hasta el mismo Guaidó se convertirá en blanco de ataque tanto de los rojos buscando una opción de menos aceptación en las encuestas y también de la oposición buscando al candidato de cada partido como abanderado.

Estamos por iniciar un período de movilidad política muy grande y lleno de incertidumbre, disgustos y de componendas inesperadas entre los diputados de la Asamblea que nos dejarán con la boca abierta. La población seguirá mal, aunque es posible que se levanten algunas sanciones. Los rojos seguirán moviéndose con su usual ventajismo informativo mostrando a su candidato desde el inicio de la transición y mucho antes de que el nuevo CNE abra la boca.

Para los que inteligentemente afirman que se cambió el mantra del fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones limpias por algo diferente y con una incómoda cercanía al régimen, hay que decirles que tienen razón y que ya no comeremos las dulces y suaves ciruelas que pensábamos sino duras nueces. Podemos chillar un poco, pero si esta es la decisión de la AN, está bien y hay que respaldarla. Hasta lo podríamos ver como un buen ejercicio de democracia.

La luz del cambio brilla y vamos a ir a unas elecciones limpias por primera vez en mucho tiempo. Al ganarlas iniciaríamos el proceso de recuperación institucional y económico que pide a gritos el País. Así lo haremos.

 

Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es     

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