El macroscopio prestado. Por Eugenio Montoro

Hablando con un dilecto amigo sobre lo complicado que será el proceso de recuperación venezolano, me hacía referencia que, al igual que se inventó el telescopio para ver las cosas muy lejanas y el microscopio para ver las cosas muy pequeñas, también a alguien parió la idea del macroscopio que nos permitiría ver lo muy grande y complejo, usualmente disperso y fraccionado, de una forma armónica y coherente.

El conocido ejemplo es el de los ciegos que nunca habían visto un elefante y cada uno saca su parecer dependiendo de la parte que tocó del bicho. El que le tocó la trompa dijo que el elefante era como una serpiente, el que le tocó las patas dijo que era como el tronco de un árbol, el que le tocó la oreja dijo que parecía una mariposa gigante. El macroscopio sería la persona que simplemente ve al elefante en su totalidad y realidad.

Así que usaremos el macroscopio prestado del amigo, para tratar de ver donde estamos parados y que conclusiones podríamos obtener de esta complicada madeja de cosas donde las que existen cambian sin descanso y todos los días aparecen nuevas.

Lo más fácil es afirmar, como realidad indiscutible, que estamos en la más grande super hiper peladera de bola de nuestra historia. El esquema civilizado para vivir como seres humanos está espantosamente fracturado y muchos coinciden en que hemos retrocedido más de cien años, esto demostrado por el racionamiento de electricidad y agua, la casi ausencia de transporte, la cura de enfermedades a base de hierbas y rezos y un sustento ínfimo de comida que hace ya se cuenten las costillas y la ropa nos quede grande. Cualquier señal de calidad de vida como tomarse una cerveza, visitar a alguien, preparar un sancocho o ir al cine desapreció del mapa. Hasta el dinero en efectivo hizo mutis y hay que usar billetes extranjeros como opción de supervivencia.

Los causantes de esta tragedia están identificados y corresponden a una pandilla que tomó el País como guarida. Desde esa base territorial se pretende construir un gran polo de acción para propagar el Foro de Sao Paulo cuyo objetivo es destruir el sistema capitalista que representan principalmente, en el continente, los Estados Unidos y Canadá

Pero esta amenaza contra los gringos posiblemente sea nuestra mejor esperanza de solución. Venezuela se ha convertido en una especie casa donde vive un borracho de pueblo. Por cuanto en la casa no hay comida y pero si frecuentes golpes y amenazas, ya la mujer y algunos hijos menores han tenido que pedir albergue a los vecinos y los abuelos y los hijos que aún quedan en casa del borracho también andan viendo donde se mudan. No es de extrañar, por esto, que la mujer, los abuelos, los hijos, la familia y hasta los propios vecinos estén pensando cómo salir del borracho agresivo y recuperar la tranquilidad.

Por su parte, el borracho, mareado de poder y de locura, ha ido más allá y ha invitado a la casa a otros borrachos tira coñazos. Ahora hasta venden droga y la música a todo volumen no deja dormir a nadie. El alcalde ya conoce del caso y está tratando de que el borracho se marche por las buenas, pero el tipo, en su vesania, hace tiros al aire por las noches como amenaza para el que trate de acercarse.

El macroscopio nos permite imaginarnos el futuro. Un extremo sería que el alcalde, familiares y vecinos, temerosos del poder del borracho y sus amigos, decidieran tolerarlo a sabiendas que cada vez serán peor sus amenazas y la venta de droga. El otro escenario sería imaginarnos que de alguna manera el borracho y sus amigos son obligados a irse o los ponen presos, pero se recupera la tranquilidad del vecindario.

Nuestro pronóstico es que el régimen en Venezuela, al igual que el borracho, está condenado a terminar, ni siquiera como respuesta a la trágica diáspora, ni siquiera por la pérdida de empresas e instituciones, ni siquiera por el desastre en la economía, la educación y la salud. El régimen va a terminar por el potencial de contaminación que tiene. Su postura, igual a la cubana, de plantarle pleito a morir al capitalismo, lo convierte en un enorme peligro para los gringos.

Hasta ahora esta guerra local entre capitalismo y comunismo ha sido política y no hay duda de que los Estados Unidos apuestan a una victoria sin tiros, pero, en miles de ejemplos, cuando falla la política y el objetivo es irrenunciable aparece la guerra de las bombas. El macroscopio no nos ayuda a ver cuándo ocurrirá esto, pero si es claro en indicar lo que viene.

 

Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es

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