¿Qué pasa si me salto una comida?

Comidas o cenas de empresa, reuniones de amigos, reencuentros familiares… Nos encontramos en uno de los meses del año en los que más excesos culinarios se cometen. «Me he pasado tres pueblos… Ya ni meriendo, ni ceno», «Me he levantado con el estómago revuelto, mejor no desayuno» son frases que se dan con frecuencia en esta época del año. Pero, lejos de beneficiar a tu cuerpo pasando varias horas sin comer, lo estás poniendo en alerta, como explica Juan Ybarra Muñoz, endocrinólogo en el Centro Médido Teknon y miembro de topdoctors.es. «Si nos saltamos una comida, no solo llegaremos a la siguiente con más hambre, sino que además el organismo pondrá en marcha el mecanismo de defensa que se activa ante la posibilidad de que haya escasez tras captar que existe un déficit de aporte calórico con respecto al día anterior. El resultado es que ese mecanismo hace que sea más efectiva la captación de calorías durante la próxima comida que hagamos», argumenta el experto que aclara que no es que no ayude a adelgazar, sino que provoca lo contrario: hace que ganemos peso.

Comparte esta opinión Cristina Barnadas, nutricionista clínica y miembro de Doctoralia, quien explica que poner al cuerpo en situación de ayuno no es una buena opción porque acostumbramos al cuerpo a vivir con menos energía, ralentiza el metabolismo y le obligamos a subsistir con lo que tenga. «Se almacena más porque también se gasta menos», explica. Además, la experta afirma que eliminar una de las comidas del día puede influir en el estado anímico, sobre todo si lo hacemos a menudo.

Así actuamos tras saltarnos una comida

Los expertos alertan también de los comportamientos habituales que se dan durante la ingesta de alimentos que hacemos tras habernos saltado una de las comidas principales o incluso una de las de media mañana o media tarde. «Hacemos elecciones de comida menos saludables, masticamos peor, comemos más rápido y prestamos poca atención al acto de comer», alerta Barnadas. Así, acciones como picotear mientras haces la cena, ves la tele o echas un ojo al WhatsApp hacen que seas menos consciente de lo que comes y de cuánto comes.

Lo ideal, según explica el Dr. Ybarra, es que comamos cada tres horas y hagamos así unas cinco comidas al día, si bien aclara que los efectos de saltarse una comida difieren en función de si la persona come habitualmente tres o cinco veces al día.

A media mañana y a media tarde la nutricionista de Doctoralia propone que tomemos un tentempié que nos ayuda a llegar a la comida y a la cena sin ansiedad. «Tendría que suponer cada una de esas pequeñas comidas entre un 10 y un 15% de la ingesta total diaria de alimentos», informa.

A la hora de definir qué sería lo menos favorable para el cuerpo, según explica el Dr. Ybarra, es saltarse el desayuno, pues hemos estado, por regla general, más de seis horas sin ingerir ningún tipo de alimento. Una de las técnicas que propone el experto para que no nos saltemos la que considera la comida más importante del día es que llevemos al día a día ese lujo que solemos darnos el fin de semana: tomarse más de media hora para desayunar. «Hay que cenar más pronto y levantarse con tiempo para aplicar el mindfulness al desayuno: comer lentamente y disfrutando», aconseja.

Sobre este punto, el de saltarse o no el desayuno, Cristina Barnadas, apunta que hay que tener en cuenta el caso de algunas personas que no toleran bien la ingesta de alimentos a primera hora de la mañana y casi nunca desayunan. «Si durante años no han podido hacerlo, no hay que obligarles», comenta.

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