May busca en la cumbre de líderes de la UE las garantías para el brexit

La cumbre de líderes de la Unión Europea comenzó ayer en Bruselas marcada por la incertidumbre sobre el futuro del brexit y la ratificación del acuerdo de retirada del bloque en el Parlamento del Reino Unido, después de que la primera ministra británica, Theresa May, superara una moción de confianza.

A su llegada a la reunión de jefes de Estado y de gobierno, May reconoció que no espera que los Veintisiete le concedan de manera inmediata las garantías que necesita para que el pacto sobre el brexit sea ratificado por la Cámara de los Comunes, pero confió en que puedan trabajar sobre ellas tan pronto como sea posible.

La primera ministra decidió el lunes aplazar la votación del acuerdo de salida en la Cámara de los Comunes, prevista para el martes 11 de diciembre, con el fin de utilizar la cumbre que termina hoy con el objeto de intentar obtener más garantías de los Veintisiete con respecto a la salvaguarda para Irlanda del Norte.

El objetivo es evitar un eventual rechazo al texto, pues algunos de los diputados conservadores y muchos de la oposición habían indicado que votarían en contra.

Existe un amplio apoyo a bastantes de los aspectos del borrador del tratado, pero el tema de la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte sigue siendo el principal obstáculo para concretar un acuerdo.

La BBC recuerda en su página web que, luego de tres décadas de conflicto en la isla que comparten estas dos naciones, en 1998 se firmó el Acuerdo de Paz de Viernes Santo, en el cual se establece que no deben existir barreras físicas entre las jurisdicciones.

Este aspecto, junto con el estatus de miembros del mercado único y de la unión aduanera que tienen hasta el momento estos dos territorios, hacen que la comercialización de productos y servicios se realice sin muchas restricciones. Una situación que, sin embargo, podría cambiar el próximo 29 de marzo con el retiro formal del bloque: Irlanda del Norte quedaría bajo la jurisdicción del Reino Unido y la República de Irlanda bajo la del mercado común europeo, lo que indica que la línea que los divide pasaría a ser frontera exterior de la UE y se impondría un mayor control en ella.

A fin de evitar este escenario, el bloque europeo propuso a finales del año pasado la creación de una especie de red de seguridad, conocida como backstop, para evitar que la isla sea dividida con controles o con barreras físicas.

La propuesta también plantea, como último recurso y con condiciones muy específicas, la permanencia solamente de Irlanda del Norte en el mercado común europeo, situación inviable para los detractores, quienes afirman que viola la integridad territorial.

El Nacional

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