REFLEXIONES | El Gobernador Lacava. Por Luis Acosta

Extraña sorpresa la de oír y ver al Gobernador Lacava en el programa de Vladimir a la Una, el mediodía del pasado 22 de octubre. En efecto, nos tocó escuchar al Gobernador del Edo, Carabobo, el segundo estado en importancia en el país, diciendo que se tienen que revisar las presidencias de las federaciones de centros universitarios, porque, según él, esos centros están cargados de corrupción. Sin embargo, al contrario de su historia, estas federaciones son la envidia de dirigentes y partidos políticos, tanto que forman parte de la preparación para muchos estudiantes, futuros dirigentes. En el Zulia, por ejemplo, Oswaldo Álvarez Paz, Hilarión Cardozo, Leandro Neumann Hernández, Carmelo Contreras, entre otros muy importantes dirigentes, presidieron federaciones de centros universitarios y en su curriculum es una de las partes más llamativa.

Por muchos años, las universidades han cobijado en su seno el sistema de elecciones de los centros y federaciones de estudiantes, pero los partidos políticos, que se meten en todo, inventaron distinguir a los más simpáticos y no siempre los mejores estudiantes.  Estos se comprometían a no pasar el año lectivo si su trabajo resultaba excelente para la Federación y, así, se aprobaba. Esto se fue alimentando a medida de que las federaciones necesitaban más fondos y las universidades les aprobaban menos. No obstante esto, el estudiante Marlon Díaz, acaba de ganar la elección en la Universidad de Carabobo con 4.823 votos en Valencia y, otros tantos, en las otras dependencias. Desde luego, los estudiantes que participan en estas contiendas no son bobos y si aceptan estos resultados es porque los comicios fueron correctos y, por ende, la elección. Díaz ganó.

Pero, lo que más llamó la atención nuestra, fue el desproporcionado ataque del Gobernador contra los comerciantes venezolanos. En efecto, no se le escapó ni el gato, ni zona, ni estado. El empastelamiento fue general y hasta odioso, por desconsiderado.

Esa actitud enfermiza del gobernador nos causó molestia, sobre todo, porque, durante décadas en nuestro trabajo, hemos tenido la fortuna de conocer la nobleza de los comerciantes en toda Venezuela, desde Maracaibo y sus municipios contiguos como en el oriente del país los  Estados Sucre, Anzoátegui, Monagas, Nueva Esparta, amén de Miranda y Caracas. Podemos asegurar que son pocos  los comerciantes picaros y groseros o de actuación pública deshonesta que hayan dado vuelta por el país haciendo quiebras fraudulentas. Lo verdadero y rescatable es que esos comerciantes convirtieron  sus negocios en las herencias para sus hijos quizás como también lo hicieron los padres de este gobernador que en ese mismo programa se declaró burgués pero de los buenos, en excelencia, en costumbres y en hechos.

Lo serio ha sido que los comerciantes en Venezuela terminaron afiliándose a instituciones como Fedecámaras, para defenderse de gobiernos y políticos, y poder convivir en la sociedad donde ellos forman parte pero con pocas y dificultosas defensas. Es menester recordar lo anotado por Sir Winston Churchill en la cámara de Los Comunes en Londres: «Muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir; otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar y muy pocos lo miran como el caballo que tira el carro».

En las generaciones que comienzan en los años 1950, convivieron comerciantes que se hicieron famosos por su hidalguía y especial conducta. Don Luis Garcia Nebot, propietario de los Almacenes Nebot y Ecos del Zulia; los Villasmil Barrios, de los Almacenes Villasmil. Los Teruel, de La borinqueña. Los Muchacho con su Galletas La Suiza. Luis y Ernesto Aparicio, con su Bar Princesa en plena Plaza Bolívar. Pradelio Angulo y La Zulianita. Los McGregor. El Dr. Colina y su Botica Inglesa y los Rincón con la Botica Italiana. Luis Prado con la Carnicería Modelo y el Frigorífico Venezuela.

En el resto del país: los Zuloaga, los Pietri, los Boleon Urdaneta, los Cook; los Barboza Barboza, los Barboza Carrós, los Perez Amado, Los McLampe, Don Alejandro Hernández, los Pineda de Panorama; los D’empaire y su Clínica. Los Belloso y su Universidad. Los Quero y su Colegio Universitario. Gino Gianonne en Puerto La Cruz, los Torcatt, Rafael Tovar y sus ferrys; Bartolo Rojas y sus gabarras para alimentar a Margarita de gasolina y otras necesidades.

Muchos son identificados con la riqueza y el dinero fácil, pero eso no es verdad. Por años vimos trabajar a todas estas familias. Durante los últimos 90 años y las cinco generaciones de las que hablamos, cada uno en su tiempo fue importante. Se distinguió y organizó su familia. No creemos que haya excepciones, al contrario, fue casi un siglo de amor, estudio, trabajo y fuerzas, limpios de paja y polvo y llenos de felicidad y fervor familiar. Destaca en esta última generación el Ing. Lorenzo Mendoza, factor joven, decisivo y frente de pelea en una empresa de singular distinción como es el grupo Polar que, queramos reconocerlo o no, ha dado el rendimiento necesario para el mantenimiento alimenticio del país, entre pelea y pelea, trabajo y trabajo como corresponde a la industria más organizada del país.

Luis Acosta

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