REFLEXIONES | El CIV y el Centro de Ingenieros del Estado Zulia. Por Luis Acosta

El Colegio de Ingenieros de Venezuela se creó el 24 de octubre de 1860. Su instalación se realizó el 28 de octubre de 1861. Se tiene como Día del Ingeniero el 28 de octubre. El reglamento del Colegio de Ingenieros de la Republica se publicó en 1862 en la imprenta de “El Independiente”. Su sede está en la capital de la Republica y su primer Presidente fue el Ing. Eduardo Calcaño Sánchez.

Luego de su exitoso inicio, fueron naciendo los Centros de las distintas ciudades del país, que surgían con la anuencia del Colegio Nacional de Ingenieros de Caracas. Así, el 19 de marzo de 1940 quedó fundado en Maracaibo el Centro de Ingenieros del Estado Zulia. Por cierto, fue el primer Centro que se estableció en el país; su primer Presidente fue el Ing. Hermócrates Parra y, el Presidente Honorario, Raúl Cuenca. Aunque la fundación del Colegio de Maracaibo se realiza en la fecha mencionada, se toma como fecha para el Día del Ingeniero el 28 de octubre de cada año para testimoniar el acuerdo original de su establecimiento.

En cuanto al desarrollo del Colegio, como dato curioso anotamos que para el año 1958 se contaba con 2.926 ingenieros registrados. Cuarenta y tres años después, en el año 2001, el número de ingenieros sobrepasaba los 130.000 miembros operando en 135 especialidades diferentes. Para el año 2011, la cantidad de miembros eran 219.610 ingenieros. Actualmente los miembros del CIV están alrededor de trescientos mil ingenieros.

De verdad, sería interesante se pensara en mantener su número de registro a cada miembro y, al mismo tiempo, manejar un archivo de miembros activos y otro archivo paralelo de miembros inactivos por diferentes causas. Empero, que ningún miembro pierda su número de registro cuya cualidad le está dada. De este modo, siempre se tendría una cifra total de los miembros en cada condición de operatividad y ese número total señalaría siempre la tendencia y la dirección hacia adentro del colegio y se controlarían los graduandos y las especificidades que están en circulación y en formación. En este orden de ideas, hay quienes aseguran que las estadísticas ininterrumpidas son el mejor modo de registro para sostener una información llamativa y adecuada, donde se puedan mover y juzgar, entre ellas, muchos conocimientos para las más completas y ciertas de las decisiones y programas.

En este trabajo, rápido pero eficaz, con información general para nuestros lectores y aficionados a los detalles, llegamos a analizar, sin querer, las cosas importantes y significativas que tocan al municipio cuando llegan estas instituciones domésticas o locales. Quizá sirva para alertar a muchos munícipes, Alcaldes y Alcaldesas jóvenes y nuevos, del cuidado y delicadeza de cómo deben tratar  estas relaciones institucionales y humanas que son de elevado y mutuo respeto. Por ejemplo, cualquier profesional de la tarea comunal y de las ciudades que son beneficiarias de los logros del trabajo de los ingenieros en el mercado y cuánto pueden servir útilmente al país, las ciudades y el ciudadano, solo en sus trabajos independientes. Nosotros recordamos el desarrollo de la obra personal y profesional de ingenieros como Rixio y José Gilberto Belloso. De sus obras civiles y de construcción de viviendas en todas las calles de la vieja y nueva Maracaibo; de su incidencia, por motivación, en la acumulación de las maquinarias propiedad de la Martin Engineering Company y las numerosas obras de posible ejecución  gracias a las herramientas poseídas y usadas como servicios por esa compañía. Las obras de calles, barrios y urbanizaciones se pudieron realizar, debido a las habilidades y prestigios de estos profesionales que cobraban pero cumplían y daban resultados.

Desde luego que el Centro de Ingenieros de Maracaibo influyó en la forma y manera de realizar los trabajos y las inquietudes de múltiples ingenieros llenos de salud mental y económica, y de fuerzas para ser útiles. Así,  la vida dedicada de los ingenieros Nectario González Angulo, Bernardo Rodríguez; nuestro vecino de la Avenida 13, Nicandro Barboza, el mejor calculista del Zulia y de Venezuela; Rafael Ávila, Miguel Casas Amengual, José Hernández Casas, José Oscar García Arocha, Elke Hinz. Esas organizaciones y todos esos caballeros merecieron  se ganaron el mejor respeto y trato de las autoridades municipales de Venezuela, pero no fue así. Tan no fue así, que se llegó al colmo de retirar los acuerdos de comodatos de décadas, adelantados con tratamientos serios y competentes,  que dejaron sin planes locales a Caracas y Maracaibo.

Finalmente, es interesante recordar, como ejercicio colateral de servicio público, que los Centros se ocupan de ayudar a la sociedad a resolver las necesidades sociales de la ciudad y, muy importante, para la vida social de las familias, matrimonios, comuniones, bautizos, cumpleaños, convocatorias escolares, servicios a otras instituciones, trastornos domésticos de los servicios públicos; festejos patrios, piñatas y jolgorios infantiles. Esas tareas diarias y sociales le dan una dimensión humana de primer orden y de pública importancia que ningún burócrata puede ignorar.

 

Luis Acosta

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