Intervención a la vista. Por Eugenio Montoro

Recientemente el influyente senador gringo Marco Rubio comentó en una entrevista que le hubiese gustado que el problema de Venezuela se hubiese solucionado mediante métodos democráticos pero que las circunstancias cambiaron y que Venezuela se ha convertido en una amenaza. La declaración fue interpretada por muchos como una advertencia de intervención.

Ciertamente compartimos las ideas come flor que “los problemas de los venezolanos, los debemos arreglar los venezolanos”, pero lo cierto es que absolutamente todos los caminos para arreglar este follón han sido utilizados y dinamitados por los rojos.

Adicionalmente, los pillos han permitido la intromisión extranjera y masiva de parte de Cuba, convirtiéndolos en una especie de comején metido en nuestras estructuras administrativas y militares y ejecutando los mismos controles ciudadanos de la isla. Si las cosas siguieran como van, Venezuela vendría a ser solo una ficha del foro de Sao Paulo.

No hay duda que se trata de un combate entre los comunistas y los que nos oponemos a esta doctrina que ya nadie en su sano juicio comparte. La pregunta ética es si aceptar una intervención militar externa es o no es lo correcto. Para los rojos sería una invasión, una traición a la patria y algo inaceptable, aunque ellos ya lo hicieron con los cubanos. Pero olvidémonos por un momento de todo lo acontecido y empeñémonos en el razonamiento moral sin adjetivos.

El caso venezolano consiste en un régimen que utiliza la fuerza militar, la de organismos de seguridad y la de organismos no legalmente constituidos como la fiscalía, la ANC, el TSJ y el CNE para controlar a la sociedad. Cualquier iniciativa civilizada de elecciones, negociaciones, protestas masivas reclamando una oportunidad para que los ciudadanos decidan su destino, es vilmente destruida. ¿Es ético en estas circunstancias que los ciudadanos pidan ayuda a otros Países? La respuesta es un rotundo sí, ahora bien, ¿Cuándo la intervención militar sería justificable? La respuesta es difícil pues si bien, en casos como este, es ético pedir ayuda, la intervención militar podría implicar violencia y la posibilidad de heridos y muertos en combate.

¿Qué diría el colectivo venezolano, sobre una intervención? Algunas encuestas se muestran muy a favor, quizás simplemente como el aliviadero a la crisis económica y no como resultado del razonamiento ético sereno.

La respuesta está en cuanto estamos dispuestos a sacrificar por nuestra libertad. Y no hay otra pregunta. Hoy Venezuela está bajo un dominio extranjero y de los peores. De los que gustan mantenerse en el poder para siempre, de los que destruyen la democracia, la de los que apuestan a una sociedad de masas, sumisa dominada y ruinosa.

Si queremos vivir en libertad hay que luchar por ella. Bolívar nos enseñó el camino. No evaluó mucho los grandes costos y sacrificios que significaría su proyecto. Bolívar pidió ayuda militar al imperio de su época, Inglaterra, y hay pocas dudas de que su participación con hombres y dotación de armas y pertrechos, impulsó el desenlace a favor de los patriotas.

Hay que repetir la solicitud de apoyo extranjero que hizo Bolívar para volver a nuestra libertad y si eso significa el sacrificio que representa una intervención militar externa debemos asumirlo. Este problema de dominación castro comunista a Venezuela debe y tiene que resolverse. La patria lo está clamando a gritos.

 

DC / Eugenio Montoro / montoroe@yahoo.es

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