José Vicente Rangel no debería recibir el subsidio a la gasolina. Por Reinaldo Quijada (@upp89RQuijada)

Es sólo un ejemplo… José Vicente, desde los años 70, cuando fue candidato por el partido MAS, a la Presidencia de la República, ya era conocido como una persona que tenía una posición económica holgada, obtenida de manera lícita. Una sólida fortuna que no debería hacerlo beneficiario, ni a su familia, ni a él, del subsidio a la gasolina aunque tengan el Carnet de la Patria que les permitiría recibirlo. El absurdo alcance de este subsidio directo es puesto en evidencia por el periodista Vladimir Villegas, en un reciente artículo de opinión: “No importa si usted es oligarca, multimillonario, si es dueño de grandes empresas, si usted vive en dólares, gasta en dólares y gana en dólares, tendrá derecho a comprar gasolina subsidiada con tan sólo sacar el susodicho carnet”.

 

Tampoco deberían recibirlo el Presidente Maduro, Cilia Flores, Diosdado Cabello, Tareck El Aissami, Delcy y Jorge Rodríguez, Wilmer Castro Soteldo, Elías Jaua, Pedro Carreño, entre muchos otros y sus familiares cercanos, esposas (os) e hijos (as). Ninguno de ellos, creemos nosotros, está en una situación económica precaria. Y más allá de ello, como altos funcionarios públicos, deberían dar el EJEMPLO. Y quién escribe este artículo, si bien muy golpeado por la crisis económica, pero en mejor situación que al menos un 80% del resto de la población, se incluye entre las personas que no deberían recibirlo.

 

De hecho, permítaseme una acotación personal, ya cumplí con el deber ciudadano de registrar, vía internet, mis dos vehículos – uno del 2002 y el otro del 1993 – en el Censo Nacional de Transporte, aunque nunca he tenido la intención de sacar el Carnet de la Patria. Me explico: no tendría ningún problema en sacarlo, pero desde el punto de vista de la CONCIENCIA CIUDADANA y desde la perspectiva de la VALORACIÓN ÉTICA DE LA POLÍTICA que defendemos desde la UPP 89, considero que no debo recibir dicho subsidio.

 

Cualquier subsidio directo deberían recibirlo SOLAMENTE los sectores más vulnerables de la población. Es una vía para la mejor redistribución del ingreso nacional. Similar al caso del cobro progresivo del Impuesto sobre la Renta: deben pagar una tasa más alta aquellos contribuyentes con mayores ingresos. En el caso del subsidio a la gasolina debería otorgársele prioritariamente a todo el transporte público y a los sectores sociales de capas bajas y medias que así lo requieran, y parcialmente al transporte de mercancías.

 

Otro disparate del gobierno nacional es querer llevar el precio de la gasolina, en un país petrolero, a precios internacionales cuando los ingresos de cualquier venezolano común están muy por debajo del promedio mundial de sueldos y salarios. Es una medida dictada por la soberbia de un gobierno que disfruta restregándole, a una parte sustancial de la población venezolana, que “hace lo que le da la gana” y que ha hecho de la “arbitrariedad” una forma de exhibir su poder.

 

Los precios internacionales no acabarán con el contrabando de extracción. El mayor contrabando no lo hacen los indígenas wayuu que se llevan una pimpina de gasolina a Colombia y han hecho de eso un modo de subsistencia (ante la precariedad de su situación de vida y el abandono en que se encuentran), ni el colombiano o el venezolano que le colocan un tanque de 100 o más litros a su carro, sino las mafias, ciertamente “colombianas”, como lo señala el Presidente Maduro, pero también “venezolanas”, como lo omite el Presidente, que sacan hacia Colombia gandolas completas (también barcos) de combustible – al igual que productos de la cesta básica, fertilizantes como la urea que fabrica Pequiven, etc. –  ante la indolencia y la complicidad de nuestras autoridades.

 

Un instrumento similar al Carnet de la Patria, como lo son los “chips” vehiculares que se vienen utilizando en algunos Estados, particularmente en el Zulia, el Táchira y Mérida, no ha acabado con el contrabando. Ya veremos un “tráfico de registros” de “vehículos ficticios” o “chatarras fuera de circulación”, asociados a los Carnet de la Patria, cuyo uso preferencial estará “tarifado”. El contrabando de extracción se hará más costoso y las ganancias ilícitas más jugosas. ¡Las mafias de pláceme!

 

El precio de la gasolina debe ciertamente elevarse sustancialmente (no a precios internacionales) y progresivamente, es una medida necesaria para ayudar a financiar el inmenso déficit fiscal. Los ridículos precios actuales de la gasolina han sido una sangría inaudita y continua para el país ante la indignante inacción de  un gobierno irresponsable. Y la blanda supervisión fronteriza es una vergüenza.

 

La realidad, entre tanto discurso vacío y tanta retórica insubstancial, es que tenemos el nivel de reservas internacionales (alrededor de US$ 8.000 dólares) más bajo de los últimos 20 años. Este solo hecho requeriría de un liderazgo político que le hable al país con sinceridad, que esté comprometido con la verdad e inicie un plan honesto de austeridad fiscal. Uno hubiese esperado, cuando menos, de los anuncios presidenciales del 17 de agosto: la reducción del sueldo a los altos funcionarios públicos entre un 10 – 20% y de la flota de camionetas de lujo que utilizan, la disminución del inmenso e inmoral derroche de recursos en propaganda y publicidad oficial, y proselitismo político (marchas, concentraciones, campañas electorales, etc.) y un llamado a la población a incentivar el ahorro de combustibles. ¡Ni un solo pronunciamiento al respecto!

 

Otra realidad es que el “petro” es una mentira más. Una fantasía virtual. ¡La economía especulativa de pláceme! Lo de reactivar el aparato productivo es, por el contrario, una necesidad real. Sobre esto último, el gobierno no toma iniciativa concreta y efectiva alguna. Un Programa de Recuperación Económica, Prosperidad y Crecimiento debe estar inexorablemente comprometido con el EJEMPLO, la VERDAD y la ÉTICA. Y no lo está siendo, Presidente Maduro. Desde la UPP 89 reiteramos nuestra disposición al diálogo duro, franco y abierto en función del bienestar del país.

 

DC / Reinaldo Quijada / @upp89RQuijada

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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