El príncipe Carlos llevará a Meghan Markle al altar en la boda de Enrique

El príncipe Carlos acompañará mañana a Meghan Markle hasta el altar en la boda con su hijo menor, el príncipe Enrique, en el castillo de Windsor, donde se ultiman hoy los preparativos para el esperado enlace real.
A petición de la exactriz estadounidense, el príncipe de Gales, heredero de la corona británica, hará de padrino ante la ausencia del padre de la novia, Thomas Markle, por problemas de salud.
«Meghan Markle ha pedido a su alteza real el Príncipe de Gales que la acompañe por el pasillo de la capilla de San Jorge el día de su boda. El Príncipe de Gales está satisfecho de poder recibir de esta manera a la señorita Markle en la familia real», reza un breve comunicado divulgado por el palacio de Kensington, residencia oficial del príncipe Enrique y el duque de Cambridge.
Por su parte, el palacio de Buckingham, residencia oficial de la reina Isabel II, confirmó hoy que el marido de la soberana, el duque de Edimburgo, de 96 años, irá al enlace tras recuperarse de una operación de cadera a la que fue sometido hace unas semanas.
En la ciudad de Windsor, a 34 kilómetros al oeste de Londres, banderas británicas decoran las calles que rodean el pintoresco castillo medieval, en cuya capilla, que lleva el nombre del patrón de Inglaterra, se celebrará el enlace anglicano.
A pesar del frío nocturno, numerosos británicos monárquicos y turistas, algunos de ellos procedentes de Estados Unidos, ya se han instalado cerca del castillo, detrás de las vallas de seguridad colocadas en las calles, a fin de ver mañana a los novios, que harán un recorrido en una carroza abierta una vez casados.
Las tiendas próximas al castillo, que es también palacio y fortaleza, han decorado sus escaparates con fotos de los novios; banderines rojos, azules y blancos, los colores de la bandera británica, y recuerdos, como tazas y platos conmemorativos, mientras que se han colocado vallas de seguridad en los lugares por donde los recién casados se darán un baño de multitudes.
Tras confirmarse ayer la ausencia del padre de la novia -por una operación de corazón-, los medios habían conjeturado con la posibilidad de que su madre, Doria Loyce Ragland, entrase con ella en el templo, al haber precedente en la monarquía británica.
La reina Victoria (1837-1901) llevó al altar a dos de sus hijas -las princesas Helena y Beatriz- cuando éstas se casaron tras la muerte de su marido, el príncipe Alberto.
Mañana está previsto que la reina Isabel II conceda al príncipe Enrique un título nobiliario, posiblemente el de duque de Sussex, uno de los pocos que aún están vacantes y cuyo origen se remonta a 1801, cuando el entonces rey Jorge III (1738-1820) otorgó el ducado de Sussex a su hijo Augusto -uno de sus 15 hijos-.
Así, Meghan Markle entrará a la capilla de San Jorge como plebeya y saldrá del templo como «su alteza real» y como «duquesa».
La capilla gótica, en la que el príncipe Carlos se casó con Camilla en abril de 2005, estará decorada con flores de temporada, y ramas de hayas y abedules, así como con rosas blancas.
La boda, que empezará sobre las 11.00 GMT, estará a cargo del deán de Windsor, el reverendo David Conner, mientras que el arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia de Inglaterra, Justin Welby, casará a Enrique y Meghan cuando estos declaren sus votos matrimoniales ante una congregación de 600 personas.
Además, el primado de la Iglesia Episcopaliana de EE.UU., Michael Curry, que en 2015 se convirtió en el primer obispo afroamericano en presidir la Iglesia Episcopaliana, pronunciará un sermón.
El enlace durará una hora, tras lo cual los novios se subirán a una carroza abierta -un Ascot landau- para recorrer las calles de Windsor antes de pasear por Long Walk -la icónica avenida adornada a ambos lados por castaños plantados durante el reinado del rey Carlos II en 1680- para volver al castillo donde habrá una recepción en el suntuoso salón de San Jorge, utilizado para cenas de Estado.
Los invitados disfrutarán de un banquete compuesto principalmente por canapés, comida servida en pequeños recipientes, y una tarta de limón y saúco, para la que se han utilizado 200 limones Amalfi, 20 kilos de mantequilla, 20 kilos de harina, 20 kilos de azúcar y 500 huevos biológicos procedentes de Suffolk (este de Inglaterra).

 

DC / EFE

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