Ética para corruptos. Por Alfonso Hernández O. (@alfonsozulia)

Recientemente fui invitado a dictar una conferencia sobre Ética y Política y me fundamente en sendas obras de Oscar Diego Bautista, tituladas “La ética y la corrupción en la política y la administración pública y ética para corruptos”, el autor plantea que  históricamente, la corrupción política ha sido objeto de reproche moral en todas las sociedades, los testimonios de diferentes culturas así lo aprueban. Desde mediados del siglo XX y hasta la fecha, esto se ha vuelto más evidente, lo mismo en países desarrollados como en países en vías de desarrollo.

Existen diversos organismos para su seguimiento, estudio y combate, entre los que se encuentran Oficinas de Gobierno, Lucha contra el Fraude, Transparencia Internacional, entre otras acciones impulsadas por los gobiernos para fomentar la ética pública. La corrupción conlleva a un comportamiento deshonesto, evasión de normas, lo que puede resumir en ausencia de principios y de carácter, asunto que tiene que ver con la ética, con lo público, la ética, al referirse al ámbito público implica necesariamente relacionarse con la política, no se limita a los funcionarios públicos. Un buen gobierno requiere funcionarios responsables y políticos responsables, ya que estos son los que toman decisiones y esta depende a su vez de la actuación de sus propios principios.

La ética pública es un elemento importante que hace contrapeso no solo a la corrupción, sino a las distintas actividades anti éticas al inyectar un conjunto de principios y valores y así revitalizar las instituciones públicas y los servidores públicos, como a todos los que ocupan un cargo público y sirven al Estado.

La ética es un instrumento de la caja de herramientas que hay que utilizar para enfrentar la corrupción. La ética está en el centro del debate de las corrientes del pensamiento político contemporáneo entre liberales y comunitaritas, abriéndose espacios en los últimos años en disciplinas como la biología, medicina, negocios, tecnología, donde existe comité de ética.

El comportamiento correcto de los gobernantes, es una condición sine quanon para que exista una eficiente administración, escándalos de corrupción debilitan las instituciones, gobernantes y por ende la democracia. La gente ha confiado en los gobernantes y en los funcionarios que han colocado los mismos para que resuelvan los problemas que les aquejan, los problemas se presentan por carencia de recursos y carencia de recursos éticos, provocando la corrupción, el abuso de autoridad, la negligencia, el nepotismo, quienes se corrompen obtienen beneficios en prejuicio de la sociedad.

En general en la opinión pública existe la idea que en la política y en el gobierno existe corrupción y quienes participan en este ámbito son corruptos, de allí la necesidad de estudiar la ética vista desde la filosofía política, convirtiéndose en un gran desafío. El hombre es lo que piensa, sus actos y comportamientos se rigen en función de su esencia y valores. Cualquier gobierno estará legitimado en la medida que defienda una verdadera ética pública, en virtud de este conlleva responsabilidad, espíritu de servicio y atención al ciudadano.

La ética aplicada a la función pública es de vital importancia, porque tiene como eje central el servicio, la ética en el gobierno es la ciencia del buen comportamiento de la gobernanza, el buen gobierno, el servicio a la ciudadanía. La ética permite elevar la calidad de la administración pública, mediante la conducta honesta, eficiente, objetiva e integra de los funcionarios públicos en la gestión de gobierno. El servidor público se debe a una sociedad, su sueldo es pagado por la sociedad y por lo tanto tiene una responsabilidad y un compromiso con ella. La ética implica el compromiso y participación ciudadana.

El político y el funcionario público no deben olvidar que están para servir a la comunidad no para servirse de ella, en tal sentido es propicio recordar las palabras de Confucio. “El gobernante se haya obligado, sobretodo, a perfeccionar su inteligencia y su  carácter para conseguir la virtud, si obtiene la virtud recibirá el afecto del pueblo; si goza del afecto del pueblo, su poder se extenderá por toda la región, si ha adquirido poder sobre la región le resultará fácil alcanzar la prosperidad del Estado”.

DC / Alfonso Hernández Ortíz / Politólogo/Abogado / dialogopublico@gmail.com / @alfonsozulia

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