La realidad que tiene perplejos a los científicos: mientras Europa sufre el frío extremo de «la bestia del este», el Polo Norte vive una ola de calor

Hay algo que tiene intrigados a los meteorólogos.

Mientras Europa se cubre de un inmenso manto blanco por la llamada «la bestia del este» y muchas de sus poblaciones están en temperaturas bajo cero, el Polo Norte está especialmente cálido.

Al menos para lo que se espera en este punto del planeta en esta época del año.

La estación meteorológica Cape Morris Jesup, en Groenlandia, registró temperaturas de hasta 6,1 ºC la semana pasada, llegando incluso a los 7,2 ºC el sábado pasado.

Eso es mucho más que los -15 ºC que han alcanzado los termómetros en algunas partes de Reino Unido.

¿Pero qué es lo que provoca que haga más frío en muchos puntos de Europa que en el habitualmente gélido Polo Norte?

Las imágenes satelitales que han podido observar los meteorólogos muestran cómo el viento está empujando aire con temperaturas por encima de los 0 ºC hacia el Ártico.

Los científicos no descartan que esto sea una consecuencia más del cambio climático, pero no pueden asegurarlo.

Lo que sí pueden confirmar es que en los últimos tres años se han ido registrando temperaturas récord en el Ártico y prevén que las olas de calor sean recurrentes, más intensas y de mayor duración en el futuro.

Malas noticias

Que las temperaturas superen los 0 ºC en el Polo Norte solo puede generar problemas, aseguran.

«Ese es el punto en el que todo cambia. Es extremadamente excepcional», le dijo Marco Tedesco, un geofísico del Observatorio Terrestre Lamont-Doherty, perteneciente a la Universidad de Columbia, en Nueva York, Estados Unidos, a la publicación Vox.

La subida de las temperaturas hace que el hielo sea más delgado y menos denso y, por tanto, más sensible al calor.

Si el hielo se derrite más fácilmente, esto puede afectar a todo el sistema meteorológico ártico además de que puede alterar notablemente al nivel del mar, con consecuencias climatológicas para todo el planeta.

Los picos rápidos de temperaturas son un fenómeno meteorológico común, incluso en el Ártico. Lo que preocupa a los científicos es que esa frecuencia aumente.

Eso, agregado a unas temperaturas globales en aumento, es para los científicos una clara señal de que el clima está cambiando incluso más rápido de lo que se pensaba hace unos años.

 

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