Cambio de reglas, por Jesús Rangel Rachadell (@rangelrachadell) 

En la alegoría del fascismo llamada Rebelión en la Granja, George Orwell describe que las normas obligatorias para los animales de la Granja eran informadas con pintura al pie de la pared del fondo en el granero principal; normas que cambiaban a conveniencia de los cochinos que dirigían la Granja. Los animales dudaban si las reglas existían desde siempre o si habían sido cambiadas justo el día anterior.

En esa obra Orwell acuñó la frase “todos somos iguales, pero algunos somos más iguales que otros”; lo cual me recuerda a los que buscan tener el carnet de la patria, que no saben para que sirve, pero es mejor ser unos de los más iguales que lo tienen. Esto es un claro caso de racismo político (beneficios para el afiliado político en desmedro del resto de la población), que se suma al racismo imperante de no ser militar, para disfrutar de las prebendas del Estado.

De los tres tipos de dominación legítima de Weber me interesa resaltar la de carácter racional, en la que se hace descansar la legitimidad del gobernante en la creencia de la justicia de las normas estatuidas y de los derechos de mando que de ellas se derivan. La ley tiene “autoritas”, que es la creencia de que la ley es justa, que fue pensada, discutida, consensuada, para el beneficio de todos. Los ciudadanos tendemos a creer que lo que dice la ley es bueno, porque es la ley. Como consecuencia de esta creencia consideramos que el gobernante, electo conforme a las reglas prescritas, es legítimo, aunque esto no lo hace honesto ni bueno, pero es aceptado.

Chávez ofreció un cambio de reglas en su oferta electoral, y su primer decreto el 2 de febrero de 1999, el mismo día de la toma de posesión, fue la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. La nueva Constitución cambió las reglas, aunque no al principio, por cuanto ilusoriamente seguimos siendo un Estado Republicano. El nuevo marco legal le permitió al fascismo socialista que nos gobierna el dictar muchas leyes para conformar el sistema de dominación actual, el cual tiene la mayoría de los rasgos de Totalitarismo, por lo menos en los términos que lo define Hannah Arendt.

Por ejemplo, en 2001 se le otorgó a Chávez una ley habilitante que le permitió dictar 49 leyes (las primeras de una locura legislativa); entre ellas la que tiene postrada la agricultura de nuestro país como es la infame Ley de Tierra y desarrollo Agrario, acompañada luego de la Ley de Regularización de la Tenencia de Tierras (el título es más largo), y así proceder a perjudicar a miles de propietarios.

En 2004 la Asamblea Nacional reformó la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia para aumentar el número de Magistrados de todas las Salas, y así obtener la mayoría necesaria para dictar sentencias. En diciembre de 2015, sin tener la facultad para ello, la saliente Asamblea Nacional designó a unos Magistrados sin cumplir el procedimiento constitucional, y varios de ellos no cumplen los requisitos constitucionales previstos. La designación se hizo para controlar la interpretación de la Constitución, ya que a algunos de estos Magistrados se le terminaba el período para el cual fueron electos, justo cuando entrara en funciones la nueva Asamblea Nacional electa con la mayoría que le otorgó el pueblo soberano; logrando el gobierno mantener un control férreo sobre el TSJ.

Las sentencias, y más las del TSJ, son leídas por los abogados para conocer la cabal interpretación de las leyes y de la Constitución; estas deben expresar la interpretación sopesada, justa y desinteresada del tribunal supremo. Si las sentencias no son acordes con la letra de la Constitución, sino una demostración de entrega al gobernante que los designó, perdemos todo sentido de legalidad, nos encontramos en una situación de anarquía, en la prevalece la fuerza de las armas.

Este control sobre la legislación y la interpretación de las leyes fue el camino de dominación instaurado por el socialismo del siglo XXI, la manera de establecer el actual Estado Totalitario (o al cual le falta muy poco). Todo este control se le hace necesario al gobierno para que la persecución política no sea vigilada por los tribunales, anular a la Asamblea Nacional que puede alterar el entramado jurídico de dominación, y suspender uno de los pilares de la democracia, como lo es la posibilidad de la alternabilidad de los gobernantes en el ejercicio del poder mediante elecciones libres.

Solo con la suspensión indefinida de las elecciones de Gobernadores, previstas por la Constitución, se le ha hecho un gran daño a la democracia venezolana.

El gobierno cambia a cada rato las reglas constitucionales a su conveniencia; si usted duda no se preocupe, tiene a la Sala Constitucional para que le diga que es lo que debe entender de lo que está escrito, y recuerde, en la pared del granero de la Granja podrá leer cuales son las nuevas reglas.

 

DC / Jesús Rangel Rachadell / Abogado – Profesor / @rangelrachadell

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