Rihanna prohíbe a sus fans jugar Pokémon Go en sus conciertos

La cantante Rihanna aprovechó su reciente concierto en la ciudad francesa de Lille para avisar a los presentes de que no quería verles distraídos en ningún momento por culpa de las nuevas tecnologías, exigiéndoles que se abstuvieran de usar el móvil para escribir a sus parejas o incluso para utilizar la aplicación que ya se ha convertido en todo un fenómeno de descargas: el ‘Pokémon Go’.

«No quiero ver a nadie con el móvil en la mano, mandando mensajes a sus novios o novias. Y que no se les ocurra atrapar pokémon mientras estoy sobre el escenario», les dirigió la barbadense en mitad de su actuación, según el portal de noticias The Hollywood Reporter.

Aunque la animadversión que podría sentir Rihanna por el último éxito de Nintendo parece estar más relacionada con la necesidad de asegurar el buen desarrollo de su espectáculo musical, otros famosos como el director de cine Oliver Stone no han dudado en acusar directamente a la compañía nipona de contribuir con su juego a la situación de «sometimiento» que la población mundial sufre por parte de las grandes corporaciones.

«Esto del Pokémon Go no es divertido, no es una broma, ya que lo que está ocurriendo es que estamos llegando a unos niveles de invasión de la privacidad intolerables. Los beneficios que empresas como Google generan con estos son tremendos, después de recopilar datos sobre los hábitos de compra de los usuarios, sus gustos y su comportamiento. Tienen sometida a la gente con un control exhaustivo de sus vidas», explicaba durante la Comic-Con que se celebró la semana pasada en San Diego (California).

Por su parte, estrellas de la música como el canadiense Justin Bieber y la cantante británica Lilly Allen han demostrado en los últimos días ser auténticos aficionados a la caza de pokémon. Mientras que el primero no tardó en unirse a una multitud que se congregó recientemente en Central Park (Nueva York) para encontrar a varias de estas criaturas, Lilly no ha dejado de compartir en las redes sociales hasta qué punto se ha obsesionado con el popular juego.

Agencias