Almagro, por Luis Acosta

Aunque no se crea, la OEA, como la ONU, nació para quedarse. La idea principal que consiste en mantener el orden y la mejor cercanía entre las naciones del orbe, sigue siendo una necesidad absoluta en la unión y la razón en las decisiones cívicas y morales, donde lo nacional impere en supremacía. Asi fueron las presidencias de muchos importantes hombres que pasaron por la OEA y la ONU cuando se vivían las esencias naturales planeadas en las exposiciones de motivo de sus nacimientos.

 

Empero, los intereses creados empezaron a hacer su agosto. En efecto, iniciaron los izquierdosos a penetrar las diferentes direcciones del ente, queriendo ser importantes antes que útiles. En las primeras de cambio, el poder económico y político de los Estados Unidos, impuso el sostener el control del uso decisivo de la una como la otra. Así, el gobierno de USA cubría los gastos generales de estas organizaciones con el concurso, muy limitado, del resto de las naciones y, como consecuencia de la viveza política, algunos países no pagan la cuota, tampoco ponen nada y opinan en todo. Estados Unidos, con sus errores y aciertos, cumplía su rol de líder evidente sobre las ideas que se manejaban.

 

Sin embargo, otra manera de operar distinta se coló y tomó fuerzas y valor cuantitativo cuando Chávez se percató que, a través del uso político del petróleo se podía controlar la mayoría de los votos de sus miembros tanto en OEA como en ONU, al ofrecer la ayuda y el aporte del mágico líquido del oro negro  barato y fiado ante la necesidad indispensable de este producto para la vida y desarrollo de esos países pequeños pero con votos.

 

De suerte y modo que lo informal se abrió paso entre lo formal, luego lo equitativo se transformo en relativo pues el voto se otorgaba no para armonizar las decisiones, como era al principio, sino para mandar y, además, lo propio para imponer no lo conveniente a todos y al organismo sino lo que pudiera neutralizar la fuerza de Washington y con esas ideas baratas poderlos llamar diablos.

 

De esta forma y manera, lo ideal se perdió y lo real apareció. Ese camino trasnochado y desquiciado permitió que 100mil barriles diarios de petróleo fortaleciera la base comunista en América, dirigida por Cuba y, por otro lado, se pudiera financiar la repartición de hombres adiestrados para los ejércitos criollos. Todo ésto ¡hasta que llego Almagro! En efecto, todo esto para dar valor a la actitud profesional, ejemplar, ética y precisa del Secretario General de la OEA, el abogado y formidable estadista, Luis Almagro. Ha dicho Almagro, palabras más palabras menos, la Secretaria General de la OEA no ve en el desenvolvimiento de la Presidenta Rousseff de Brasil el mas mínimo motivo para plantearse por vía fortuita su renuncia o separación de su cargo. El Congreso y las autoridades superiores de la nación brasileira serán responsables de los inconvenientes que se presenten dentro del país y sobre las persecuciones que aparezcan en la diatriba política en Brasil.

 

Pero, igualmente ha dicho Almagro en sabia y educada voz, el gobierno de Venezuela o la democracia venezolana está obligada a soltar los presos políticos que se mantienen en sus cárceles porque CON PRESOS POLÍTICOS NO HAY DEMOCRACIA.  Así mismo, el Presidente Maduro esta en el deber moral, académico y político de RESPETAR LA INDEPENDENCIA DE LOS PODERES CONSTITUCIONALES ya que sin éllos TAMPOCO HAY DEMOCRACIA; y, de ninguna forma, mantener y sostener un TSJ que no respete las decisiones del poder legislativo.

 

Es esta la clase de hombres que deben aparecer para manejar la importancia de organismos como la OEA y ONU. En efecto, Insulza fue académico pero no atrevido, preparado pero sin valentía ni compromisos; no se jugaba nada y se convirtió en un sabio escondido. Almagro en cambio, no esconde su sabiduría y actúa y decide sin miedo y públicamente. Por otro lado, le da presencia a la Secretaria General de la forma y modo que le insinúan los propósitos institucionales del ente dando atención a cada caso lo que cada caso merece.

 

Entonces, Almagro y el embajador de USA en la OEA dejaron sentado para qué sirve la organización y para que fue diseñada después de la segunda Guerra mundial. Allí están sus valores y la razón de su existencia y, desde luego, las bases doctrinarias de su virtud y necesario equilibrio.

 

DC / Luis Acosta / Artículista

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