Revista británica The Economist compara a Venezuela con Zimbabue

La triste realidad que se vive en Venezuela, ante el desabastecimiento de alimentos, la pésima calidad de los servicios, la carestía, la inseguridad, la falta de políticas adecuadas para sacar la economía adelante y avanzar, la agudización de la crisis, hacen que desde otras latitudes, con cabeza fresca y sin preocupaciones se den el lujo de analizar la situación, y hacer comparaciones con otros países que han estado o están en la lista de la pobreza crítica.

Para la prestigiosa revista británica The Economist, el país de Simón Bolívar comparte paralelismos políticos “de mal agüero” con Zimbabue, una nación muy diferente culturalmente.

Por ejemplo, la revista señala que ambos países han sufrido bajo carismáticos líderes revolucionarios. Robert Mugabe ha gobernado Zimbabue desde 1980. Hugo Chávez hizo lo propio en Venezuela desde 1999 hasta su muerte en 2013. Nicolás Maduro continúa su política, aunque sin la destreza de Chávez, ni del líder africano.

Mugabe tomó grandes granjas comerciales sin compensación, destruyendo la industria más grande de Zimbabue. Chávez expropió numerosas empresas por capricho, a veces en televisión y en vivo. The Economist recuerda que el finado mandatario despidió a 20.000 trabajadores de la empresa petrolera estatal petrolera, PDVSA, y los reemplazó con 100.000 empleados leales y “a menudo incompetentes”.

Mugabe perdió un referéndum en 2000, pero aparejó la elección subsiguiente para mantener a la oposición (más popular) fuera del poder. Los chavistas perdieron una elección parlamentaria en diciembre, pero han utilizado su control de la Presidencia y la Corte Suprema para neutralizar la oposición (más popular).

Mugabe reclutó una milicia de gentuza de “veteranos de guerra” para intimidar a sus oponentes. Chávez reclutó bandas de los barrios pobres, conocidos como colectivos, para aterrorizar a los suyos. El 5 de marzo, “maleantes en motocicletas” montaron alrededor de la Asamblea Nacional (controlada por la oposición) y rayaron consignas a favor del Gobierno, tales como “Chávez vive”, en sus paredes, apunta la revista. La policía militarizada estaba de pie y mirando.

 

Nivel de vida por el suelo

Sin embargo, la similitud fundamental entre los dos regímenes es su ineptitud económica. Ambos creen que las fuerzas del mercado pueden ser comandadas como soldados en un desfile. En ambos casos, los resultados son similares: escasez, inflación y el nivel de vida por el suelo.

Mugabe, que al igual que los chavistas profesa gran preocupación por los pobres, fijó los precios de varios productos de primera necesidad en la década de 2000 para que fueran “accesibles”. Desaparecieron rápidamente de los estantes. Las subvenciones que se supone deben hacer los controles de precios a menudo han sido robadas en ambos países. Proveedores, en lugar de vender los bienes al precio oficial, prefieren venderlos en el mercado negro.

En Venezuela, empresarios astutos encuentran maneras de evitar los controles de precios sin violar la ley. Cuando el precio del pan fue controlado en Zimbabue, los panaderos agregaban frutos secos y lo llamaban “pan de pasas”, cuyo precio no estaba regulado. Las empresas venezolanas han añadido ajo al arroz, creando el llamado “arroz con ajo” y lo venden a precios no regulados.

Mugabe ha culpado de todos los problemas económicos de su país a los supuestos especuladores, traidores, imperialistas y a los homosexuales. Maduro, al menos, no culpa a las personas homosexuales, pero insiste en que los capitalistas locales y sus aliados estadounidenses están librando una “guerra económica” en Venezuela. “Esto es absurdo: en las dos economías, los ataques han venido de sus propios gobiernos”, resalta la revista británica.

¿Qué hizo, al final, Zimbabue?

Zimbabue abandonó su moneda sin valor, no mucho después de la inflación mensual de 80.000.000% de noviembre de 2008. Los zimbabuenses ahora usan dólares estadounidenses y otras monedas extranjeras. Los ingresos reales en Zimbabue se redujeron en dos tercios entre 1980, cuando se hizo cargo Mugabe, y 2008. El país se ha recuperado parcialmente, gracias a la dolarización y el desguace de varias de las desastrosas políticas del gobernante.

Para Venezuela, la lección es clara. La oposición venezolana está dispuesta a cambiar el rumbo del país. El despiste de Maduro “les da la oportunidad”, apunta The Economist, que remata: “Maduro dice que está abordando la escasez criando sus propios pollos”.

DC|Sumarium

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