Colombia vive al borde de un racionamiento de la energía

Colombia vive una profunda crisis energética. La campaña de ahorro diseñada por el Gobierno no ha dado sus frutos y el consumo de energía creció el último mes un 5%. “Ahorrar ya no es una opción, es un deber de todos los colombianos”, asegura la nueva ministra de Energía, María Lorena Gutiérrez, quien se ha mostrado categórica: “Se necesita ahorrar un 5% y ojalá el 10% para evitar cortes de luz”. “Estamos al límite”, ha insistido el presidente, Juan Manuel Santos.

Mientras los efectos de El Niño siguen suponiendo un varapalo diario para los colombianos, que afrontan una de las peores sequías en décadas, un incendio el pasado 15 de febrero dañó la central hidroeléctrica de Guatapé, una de las más importantes para el sistema del país. Además, Zona Franca Celsia, la segunda térmica más importante de Colombia sufrió fallos en sus turbinas. En 15 días, el país perdió el 11% de la energía. Para tratar de paliar este déficit, Colombia comenzó a importar energía de Ecuador y a adoptar medidas que, de momento, no han calado en la ciudadanía.

La situación límite ha devenido también en una crisis política. El ministro de Minas y Energía, Tomás González, se vio obligado a renunciar de su cargo después de que la Procuraduría le abriese una investigación por posible tráfico de influencias. Poco dado a la crítica pública de sus ministros, el presidente, Juan Manuel Santos, deslizó un mensaje bastante duro para lo que suele ser su tono, habitualmente más condescendiente: “El ministro ha asumido la responsabilidad por la demora en estas medidas de ahorro y ha presentado su renuncia. Como presidente hubiera preferido que este paquete de medidas las hubiéramos tomado con anterioridad. Lo que está en juego es la credibilidad del Gobierno y la confianza de los colombianos en el sistema eléctrico”.

Santos decidió nombrar como sustituta de González a la ministra de la Presidencia, María Lorena Gutiérrez, una de las personas con más ascendencia sobre Santos y poder en la Casa de Nariño. Sus primeras declaraciones fueron contundentes: “Empezamos una cruzada de ahorro de energía, queremos invitar a los ciudadanos a que traten de ahorrar al menos el 10% de la energía, apagando las luces, desenchufando los equipos, desconectando los cargadores de celular, abriendo y cerrando la nevera rápidamente y en zonas cálidas, configurar el aire acondicionado a no menos de 22 grados”, señaló Gutiérrez. Como primera medida simbólica, desde este lunes, todos los edificios del Gobierno han apagado sus luces a partir de las seis de la tarde, una hora en la que, por lo general, las oficinas ya están vacías en comparación con el resto del día.

En febrero, según datos de XM, operador eléctrico, el consumo en hogares y pequeños comercios creció un 9% respecto al año. Prácticamente como medida desesperada el Gobierno ha lanzado una campaña de incentivo para los ciudadanos a partir de este mes. Por cada peso que ahora, el Gobierno dará uno más. Es decir, si alguien paga 100 pesos y ahorra 5, la factura será de 90. En cambio, si se consume más energía, pagará el doble: por una factura de 100 pesos, le cobrarán 110.

Hay veces que Colombia da la impresión de vivir montada en un Delorean permanentemente. También en el mes de marzo, hace 24 años, el entonces presidente César Gaviria se vio obligado a adoptar medidas de racionamiento. Como ocurre ahora, el fenómeno de El Niño provocó sequías por todo el país y la reacción fue tardía. En ciudades como Bogotá llegó a haber racionamiento de energía durante nueve horas. Aunque sin duda la medida más conocida fue la conocida como la Hora Gaviría: el 2 de marzo de 1992 el mandatario decidió adelantar 60 minutos la hora del país. Un temor que las autoridades tratan ahora de ahuyentar pero que los ciudadanos sienten cada vez más próxima.

DC|EP

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