Papa llama a ser testigos de una caridad sin exclusiones durante Jubileo

Este sábado, al oficiar la misa por la Virgen de Guadalupe, el papa Francisco llamó a los cristianos a ser «testigos de una caridad que no admite exclusiones» durante el Año Santo Extraordinario que acaba de empezar.

La ceremonia comenzó a las 18.00 locales (17.00 GMT) en la imponente basílica de San Pedro del Vaticano, donde el pontífice veneró un icono de la Virgen de Guadalupe, patrona de América y de México, país que anunció que visitará en febrero próximo.

En esta misa el papa Francisco abordó en español el tema de la misericordia, al que ha consagrado el Año Santo Extraordinario que inauguró el pasado martes y que concluirá el 20 de noviembre de 2016.

El pontífice recordó que este término está compuesto a su vez por dos palabras, «miseria y corazón»: «El corazón indica la capacidad de amar, la misericordia es el amor que abraza la miseria de la persona humana».

«Es un amor que ‘siente’ nuestra indigencia como si fuera propia, para liberarnos de ella», proclamó.

En este sentido pidió a la Virgen de Guadalupe que durante este periodo jubilar siembre «amor misericordioso en el corazón de las personas, las familias y las naciones».

«Que nos convirtamos en misericordiosos, y que las comunidades cristianas sepan ser oasis y fuentes de misericordia, testigos de una caridad que no admite exclusiones. A Ella le suplico que guíe los pasos de su pueblo americano, pueblo peregrino que busca a la Madre de misericordia», manifestó.

Francisco afirmó que «la misericordia más grande radica» en que Jesús está «en medio» de las personas, «en su presencia y compañía».

«Camina junto a nosotros, nos muestra el sendero del amor, nos levanta en nuestras caídas, nos sostiene ante nuestras fatigas, nos acompaña en todas las circunstancias de nuestra existencia. Nos abre los ojos para mirar las miserias propias y del mundo, pero a la vez nos llena de esperanza», explicó.

Y añadió: «Esta es la fuente de nuestra vida pacificada y alegre; nada ni nadie puede robarnos esta paz y esta alegría, no obstante los sufrimientos y las pruebas de la vida».

Bergoglio llamó a cultivar esta «experiencia de misericordia, de paz y esperanza» durante todo el año jubilar realizando obras de caridad con los pobres.

En la misa solemne se leyeron pasajes del Evangelio en español latinoamericano e incluso en lengua indígena.

A su término el papa recordó a su padre y a su madre, que se casaron hace ochenta años.

«Oremos por el alma de mi padre y madre, Mario y Regina, quienes me dieron la vida y me transmitieron la fe y que un día como hoy, hace 80 años, contrajeron matrimonio», dijo.

La misericordia está intrínsecamente ligada al pontificado de Francisco, hasta el punto de que está presente en su lema «Miserando atque eligendo» (Lo miró con misericordia y lo eligió).

Por eso convocó el Jubileo Extraordinario, con la intención de subrayar la importancia de este concepto y de rememorar el quincuagésimo aniversario del decisivo Concilio Ecuménico Vaticano II (1962-1965).

El pasado martes inauguró este periodo con la apertura de la Puerta Santa de la basílica vaticana y mañana hará lo propio con la de la catedral de Roma, San Juan de Letrán.

Durante su homilía y por sorpresa anunció su próximo viaje pastoral fuera de las fronteras de Italia, que será a México entre los días 12 y 18 del próximo mes de febrero.

Durante este periplo visitará las ciudades de México D.F, Ecatepec, Tuxtla Gutiérrez, San Cristóbal de las Casas, Morelia y Ciudad Juárez.

También rezará en el Santuario de la Virgen de Guadalupe, a la que pedirá que «guíe los pasos de su pueblo americano».

 

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