¿Qué esperan los hombres de las mujeres?

Los determinantes inconscientes que hacen a un hombre elegir una pareja y tener una relación satisfactoria con ella son múltiples. Algunos de los deseos que desea realizar en ese encuentro son:

  • Sentir que es el hombre más importante de su vida y que ningún otro puede competir con él. Algo que le duele particularmente es que su pareja le compare con otro o le minusvalore.
  • Poder comunicarse en todos los terrenos, tanto el sexual como el afectivo, sabiendo que no va a ser criticado. Agradece especialmente que la mujer no señale sus fallos y le gusta que espere a que él pueda hablar. Ante la expresión de afectos, el varón se siente más desvalido que la mujer, porque culturalmente se le ha pedido que se reprima más.
  • Que no le den consejos cuando no los ha pedido.
  • Espera que su pareja le pida cosas que puede darle, no aquellas que no puede alcanzar, porque en este caso, siente que no «da la talla».
  • Ser deseado y poder satisfacer totalmente a la mujer en el terreno sexual. La importancia que tiene esto para el hombre lo sabe la mujer y por ello algunas pueden llegar a fingir para cumplir el deseo de este de verla satisfecha. Una conducta con la que se engaña a sí misma porque por conflictos psicológicos inconscientes, no puede disfrutar como mujer con un hombre.
  • Sentirse ayudado en la función paterna. Quiere que la madre de sus hijos le valore en la función que desempeña educando a sus hijos.Si la relación con su propio padre no ha sido elaborada adecuadamente, puede ser muy susceptible a la valoración que haga su pareja sobre su propia función paterna. Además de esto, la mujer puede atacar su función como padre porque suele estar más cerca sentimentalmente de los hijos. En este caso, el hombre puede reaccionar retirándose de la función que le corresponde y delegando en la mujer su papel, lo que aumenta el resentimiento entre ellos y la distancia que él pone con sus hijos.
  • Busca la alternancia de roles en la pareja: que la mujer pueda hacer, en ocasiones, una función paterna, y el hombre una materna sin que ello sea motivo de crítica.
  • Ser respetado en su libertad. Los hombres no soportan que les lean la cartilla y con razón, porque hacerlo no es tratarles como adultos sino como niños a los que hay que educar.

Intereses comunes

Por último, un hombre busca una pareja que no se queje demasiado de las circunstancias de la vida, porque el varón tiene cierta tendencia a querer resolver todo lo que le sucede a su pareja y a sentir que debe resolver todas las dificultades de la mujer.

En resumen, la mujer ideal tiene algo de madre, algo de amante, algo de compañera y es una cómplice para disfrutar el día a día. Todo eso es lo que el hombre intenta encontrar en una mujer cuando escoge a su pareja para compartir su vida y formar una familia.

Además de sentirse querido y respetado, el hombre busca convertirse en un artífice esencial en la felicidad de su pareja, pero, al mismo tiempo, necesita que su compañera sepa que no es «superman», y que no necesita serlo para que le quiera. Un hombre que ofrece su hombro para que su pareja se apoye, no deja de ser un hombre cuando busca un hombro en el que apoyarse.

En lo más fundamental ambos sexos no esperamos del otro cosas muy diferentes entre sí. Básicamente que nos respeten, que nos quieran tal y como somos, que no intenten moldearnos, que nos valoren y que no nos ataquen cuando defendemos nuestros intereses, que no tienen por qué enfrentarse a los que tenemos con nuestra pareja. Quizá lo que nos diferencia es la forma que tenemos de pedirlo. Cuanto mayor sea el conocimiento personal que tengamos de nosotros mismos, más cerca estaremos de encontrar en la pareja lo que buscamos. Si no lo hacemos así, nos engañamos con respecto a nosotros mismos y a la relación que tenemos con la persona amada.

Claves

  • El hombre tiende a idealizar como hizo siendo muy niño con su propia madre. Si el grado de idealización no es demasiado alto, la relación con la mujer será mejor: aceptará su libertad y no le pedirá un imposible. Curiosamente, la virilidad no se construye creyéndose poderoso, sino reconociendo los límites.
  • Si, por el contrario, el grado de idealización es muy alto, el hombre comienza a depender en exceso de la mujer y esto le produce rabia y la deja sola.

La idealización

  • Es un proceso psíquico en virtud del cual se llevan imaginariamente a la perfección las cualidades de la persona amada.
  • Si nuestra autoestima es baja, podemos idealizar al otro para reparar las dificultades que tenemos en adecuar nuestro ideal a nuestra realidad y así, identificándonos con él, reparar imaginariamente nuestro fallo. Esta operación psicológica es la responsable de las decepciones que se producen cuando se empieza a convivir con la pareja.

DC|MH

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